“Porque cuando le dijeron que padecía lesbianismo supo que
moriría de eso. Lo trágico fue que al cabo de unos años supo que lo suyo
no tenía cura porque no era una enfermedad. Supo que le habían robado
la vida”.Soledad siempre sola (2007).
La tumba del chicle Bazooka
Las narraciones cortas, artículos y crónicas de viajes (por llamar a
estas últimas de alguna forma genérica y reconocible) contenidas en esta
obra ponen de manifiesto que el autor de Hermano ya podía
presumir de talento hace bastante tiempo puesto que tiene la atención de
indicar al lector el año en que fue escrito cada elemento independiente
del conjunto. Cosa que sin duda no hará dada su conocida modestia, por
otra parte.
El libro que nos ocupa se divide, como se desprende de lo dicho, en
tres partes con un número diferente de composiciones cada una, siendo la
más extensa la primera, dedicada a relatos cortos. Estos son
deliciosos. Demuestran la capacidad del escritor para sintetizar los
elementos de una narración, para generar todo un espacio y unos
personajes tan solo en unas cuantas líneas. La temática es variada pero
ronda los personajes homosexuales, y en más de una ocasión casados con
mujeres lo cual ya constituye un punto de partida con sabor propio.
Por ejemplo El probador de caballeros (1993) donde podemos leer el siguiente fragmento:
“Se cruzó con tres policías, dos hombre y una mujer, gordos como
peces globo, que paseaban orondos y parsimoniosos como en un acuario,
flotando majestuosamente entre las hordas desocupadas que abarrotaban
las aceras”.
No hay remilgos a la hora de utilizar el lenguaje, a la hora de
abordar las historias. No hay innecesarias salidas de tono buscando un
marketing basado en el morbo o en lo llamativo de un mal gusto excesivo,
sino una necesidad de plegarse a lo verosímil, a la realidad, siempre
“literaturizada”. Por ejemplo en “Just what is it that makes today’s
homes so different, so appealing? (2010):
“[…]escucha los pasos de Camilo que se dirigen a la cocina. Imagina
que estará meando en el fregadero. No sería la primera vez. Antes lo
hacía por la ventana que daba al patio interior, pero le pilló un
vecino”.
Sobrecogedor, desde luego, resulta el artículo “El silencio” (2009),
que ha conseguido ponerme los pelos de punta y eso que las obras de arte
contemporáneas y conceptuales tienen la extraña virtud sacar a relucir
mi mal humor. Sin embargo el texto constituye la explicación del
concepto de la obra, la completa, la llena, la otorga de la belleza que
quizá le falte. Las palabras de José Luis Serrano llenan y explican ese
silencio de 4’33’’…
“4’33’’ son exactamente 273 segundos, el cero absoluto de la escala
Kelvin con un negativo delante. Es el grito silencioso de las bestias
aullantes de Francis Bacon, también homosexual. Un grito que vemos pero
que no oímos. 4’3’’ es un homenaje a todos esos silencios y una
advertencia: hablemos, gritemos, hagamos como el héroe de “La historia
interminable”: construyamos nuestro mundo con las palabras. Si no, todo
es silencio, vacío y muerte”.
Los artículos o reflexiones del autor, que forman ese capítulo
intermedio, son un magnífico puente a sus crónicas de viajes, pues
enlazan los pensamientos del autor, con la narrativa viajera y la
narrativa de ficción. Son un paso breve, conciso, y siempre profundo (a
pesar de que escriba José Luis Serrano uno de ellos declarando que
intenta serlo y lo no consigue, declaración seguro honesta, basada en la
modestia que ya anunciábamos que suele adornarle).
Para postre nos quedan esos paseos que nos daremos siguiendo las
palabras del autor por la India y por Uzbekistán donde, como viajero de
raza, intentará evitar los decorados de plástico construidos o al menos
arreglados para gusto de masas de turistas para adentrarse en el corazón
de los rincones del planeta, sus gentes, las grietas de lo auténtico,
siempre más difícil de asumir por cuanto no está edulcorado, pero
precisamente por ello más valioso e intenso, como el café puro, aunque
en su caso sea siempre un té caliente que sirve para enfrentarse al
extremo bochorno (aunque pueda parecer paradójico). Es como si viajase,
no a los países, sino a sus gentes, y a través de ellas, a la esencia de
los lugares. Prodigios de la comunicación, los idiomas no le impiden la
comunión con aquellos con quienes se cruza y de quienes toma las más
bellas anécdotas en su sencillez poética. No hay que esperar largas y
detenidas descripciones de los templos ni de los paisajes (no hay
puertas esculpidas a lo Umberto Eco), sino momentos de participación con
el entorno y con los seres humanos que lo pueblan. Natural y bello,
desde las ratas del cine, al olor de las cenizas de los cuerpos que se
van, río abajo…
Guillermo Arróniz
Hermano
Hermano
una novela o una carta o un cuento largo o lo que sea de José Luis Serrano (elputojacktwist)
miércoles, 30 de enero de 2013
Entrevista en el blog de Javier Sedano
J.S. Hoy le toca a un nuevo
escritor: José Luis Serrano (elputojacktwist) Seré totalmente sincero, como
siempre, en decir que es de los autores hasta la fecha entrevistados, que menos
conozco de su vida, salvo por aquello que he podido leer en las intervenciones
de blogs, por lo que me han contado algunos de sus amigos, etc. Por lo tanto,
me intentaré esforzar un poco más de lo normal, en conocer a este autor, que
sinceramente, me despierta mucha curiosidad, por sus aficiones, profesión y sus
escritos.
Naces en Ciudad Real en 1967. Lo que no
sabemos es lo qué te trajo a Madrid y en qué año.
1913: El Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malévich.
1965: Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta de Joseph Beuys.
Pero si tuviese que elegir sólo uno, elegiría la fuente-urinario de Duchamp en 1917
Todo el arte contemporáneo (que es el que más me gusta) nace de ahí.
J.L. Es una de las tesis del libro. Por supuesto: lo importante es amar, sea o no correspondido. Es más: las más grandes historias de amor son las no correspondidas. Que se jodan los que no aman.
J.L. Pues vine a Madrid a
estudiar Matemáticas, en el año 1985. La verdad es que lo de las matemáticas
era una excusa para salir de Ciudad Real. Habría estudiado cualquier cosa con
tal de venir a Madrid. No porque no me gustara mi ciudad sino porque la
atracción por la gran ciudad era muy fuerte. Me encantan las ciudades grandes,
cuanto más, mejor.
J.S. ¿Cómo te defines a ti mismo?
Y ¿Cómo crees que te ven los demás?
J.L. Ostras. Vaya pregunta. Soy
muy convencional, me gusta la seguridad y la planificación. Pero hago todo lo
posible por no serlo, me esfuerzo conscientemente por ser un desastre y que mi
vida sea un caos. No lo consigo. Los demás verán que soy incoherente, pensarán
que solo quiero llamar la atención, supongo.
J.S. Eres licenciado en Ciencias
Matemáticas. Durante la novela haces referencias a ellas en algunas ocasiones.
¿Crees qué las matemáticas, en nuestra actualidad, siguen siendo la ciencia más
exacta?
J.L. No hay nada exacto ya, ni
las matemáticas. El mundo es un caos, tanto a nivel económico o político como a
nivel subatómico. El que se lo inventó debe estar partiéndose de risa. Sólo la
belleza (el arte, la poesía, la literatura, algún teorema) se aproxima a lo que
este mundo pudo haber sido si lo hubiera creado alguien menos perverso.
J.S. Si crees qué todo debe de
tener un orden en la vida. ¿Cómo ordenarías de más a menos importante: el amor,
la amistad y la familia?
J.L. El amor lo engloba todo: la
pareja, la amistad, la familia. Son distintos tipos de amor pero se transforman
de uno a otro o hacemos que se transformen: el amor que sentimos por nuestra
madre al nacer es tan bello como el enamoramiento adolescente. El amor de
pareja con el tiempo se parece más a una amistad. La amistad es bellísima
muchas veces porque no pide nada a cambio…
J.S. ¿A qué se dedica en la vida
real José Luis Serrano?
J.L. Trabajo en una empresa
energética, muy aburrido todo.
J.S. Se sabe de ti que te encanta
viajar y lo haces con frecuencia. ¿En que paises te sientes más cómodo y por
qué?
J.L. Adoro la cultura
mediterránea, del norte o del sur. Lógicamente, Italia, Grecia o España tienen
tanto de todo que resulta apabullante. Adoro Marruecos, Turquía y Siria (sobre
todo). Lo del sudeste asiático es distinto: es difícil comprender algo. Aún
así, Birmania, Vietnam, Camboya o Tailandia son tan fascinantes como asistir a
un espectáculo de teatro o de baile en otro idioma: no se entiende nada pero se
disfruta mucho.
J.S. Estudiante eterno de
Historia y Arte. Es como también te defines. ¿No crees que la Historia, tal y
como nos ha sido contada, está bastante adulterada y mutilada?
J.L. Me fascina que nada más
ocurrir un hecho, a los 30 segundos ya está manipulado según los intereses del
que escribe la historia. No estudio esa historia “fáctica” de enciclopedia y
lista de reyes godos: lo que me gusta es la escritura de Historia, la
historiografía: los mecanismos con los que se escribe la Historia (con
mayúsculas) para, una vez comprendidos más o menos, imaginar más o menos qué
fue lo que pasó. ¡Si ni siquiera confío en las Matemáticas como ciencia, menos
me fío de la Historia! Sólo me gusta leer relatos, historias en plural.
J.S. Escoge un momento histórico
que pienses ha sido fundamental en la sociedad. Sólo uno, sé que te lo pongo
difícil.
J.L. Sí que es difícil, sí. Como
no me gustan los reyes ni las reinas, ni las guerras ni las batallitas, me
quedo con el 1 de diciembre de 1955; el día en el que Rosa Parks decidió no
ceder su asiento a un blanco en un autobús. A veces, un iluminado, o alguien
cargadísimo de razón, es capaz de enderezar el rumbo de la historia con un
simple gesto, algo que las democracias, por muy legítimas que sean, muchas
veces no hacen. Me encanta la desobediencia civil de los que tienen razón. Una
sola persona puede ser más legítima que millones de ciudadanos si lleva razón.
J.S. No nos vamos a olvidar del
Arte, una de mis pasiones. Y te voy a plantear una pregunta que para mí, si me
la hicieran, me resultaría muy complicada. Por lo tanto te doy la opción de
escoger tres momentos de la historia del Arte.
Y no me llames cabronazo, que seguro lo estarás pensando en estos
instantes.
J.L. Me encanta el arte que hace
pensar. Podría decir que la escultura griega, la arquitectura romana, el
invento de la perspectiva han sido vitales, o el descubrimiento de la visión
humana por Velázquez, o que el objeto del arte no es sólo la belleza (Goya).
Así que hago trampa y digo otros tres más personales:
1910: La Primera acuarela
abstracta de Kandinsky.1913: El Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malévich.
1965: Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta de Joseph Beuys.
Pero si tuviese que elegir sólo uno, elegiría la fuente-urinario de Duchamp en 1917
Todo el arte contemporáneo (que es el que más me gusta) nace de ahí.
J.S. Te dije tres y has hecho
trampa, o las matemáticas te han fallado – sonrisas de ambos – Te gusta que te
reconozcan con el seudónimo: (elputojacktwist) Forma parte de una escena de la
película: “Brokeback Mountain” Esta cinta dejó sorprendidos a millones de
espectadores en todo el mundo, incluso entre los heterosexuales. Sé que esta
película, es uno de tus temas de debate favoritos, así que simplemente te haré
dos preguntas para que queden en esta entrevista. ¿Por qué piensas que impactó
tanto al público en general?
J.L. Creo que fue la primera vez
en la historia del cine en el que en una película de temática homosexual había
un amor que todo el mundo entendía. Lo había habido antes, pero el 99% de los
espectadores no se lo creían, o no pensaban que fuera amor.
J.S. ¿Crees que una persona puede
descubrir su sexualidad aletargada, o por el contrario se han estado engañando
por el entorno en que viven?
J.L. Eso es muy difícil de saber.
Supongo que “a toro pasado” siempre es fácil buscar antecedentes. Pero de
cualquier cosa en esta vida. Conozco a muchos hombres a los que el sexo no les
interesa en absoluto por lo que ni siquiera se han hecho ese tipo de preguntas.
J.S. Ante de entrar en materia de
la novela, cuento largo, carta o lo que sea, que tantas veces repites durante
la historia de “Hermanos” me gustaría saber, ¿Qué te impulsó a escribir?
J.L. Una pura necesidad vital. Es
un tópico pero me quedo muy a gusto cuando escribo, como si vomitara.
J.S. La poesía es una de las
disciplinas, a mí entender, más difícil. En tu biografía se habla de una
extensa obra poética, la gran mayoría sin publicar. ¿No te atrae publicar un
libro de poesía?
J.L. Pues sí, claro que me atrae,
pero debe ser que no atrae a los editores – Risas.
J.S. En la contraportada se puede
leer: Hermano es una historia de amor
disfrazada de libro de viajes sobre Birmania. O al revés. No se sabe si es una
historia de amor. O el autor quiere creer que no lo es. O no sabe si lo fue.
Salvo que el amor no correspondido sea también amor, en cuyo caso probablemente
sí lo sea. O a lo mejor si fue correspondido y no se enteró, opción que le
tortura de manera continua, quizás la peor opción.
Sobre este primer párrafo de
dicha contraportada, se me ocurren varias preguntas tras leer la historia. ¿Crees en las historias de amor,
aunque el uno ame y el otro no sepa si es correspondido?J.L. Es una de las tesis del libro. Por supuesto: lo importante es amar, sea o no correspondido. Es más: las más grandes historias de amor son las no correspondidas. Que se jodan los que no aman.
J.S. Yo no creo que el
protagonista se torture por una historia de amor no comprendido, sino todo lo
contrario, por no atreverse a descubrir si es correspondido el amor que siente
hacia el birmano. ¿Cuál es tú sincera opinión?
J.L. El protagonista sobre todo
lo que querría es haber seguido manteniendo ese misterio, viajando entre campos
de coliflores en el coche con el birmano, infinitamente. Sin preguntas, sólo
disfrutando de las gotas de sudor que resbalan por el cuello del muchacho. Todo
lo demás le da igual.
J.S. ¿Piensas que mucha gente
pierde la oportunidad de un amor verdadero, por la falta de valor ante la
persona que ama, por ser rechazado?
J.L. Cada uno debe hacer el
esfuerzo por saber qué es lo que quiere, qué necesita y hasta dónde puede llegar. Si soy feliz dándole un azote
en el culo a mi compañero en el campo de fútbol cada vez que mete un gol, aunque
sea una vez cada dos meses… ¿Para qué más? Si no soy feliz con eso, tendré que
pillarle a traición en las duchas y ponerme de rodillas (para ponerle un anillo
en el dedo) y pedirle matrimonio.
J.S. Sin duda, lo que más me
atrapó del birmano, es su ingenuidad y sencillez. ¿Qué es lo que te atrapa a ti
de una persona?
J.L. Has acertado. Me encantan
las personas nobles, sin dobleces. Que dicen las cosas a la cara. O que, si no
las dices, es fácil deducir que sí las piensas.
J.S. La duda ofende. Claro que es
un libro de viajes, y además con descripciones muy precisas. ¿Qué te impulsó a
tomar como escenario Birmania y no otro país?
J.L. Lo de Birmania fue realmente
casual, la historia podría haber pasado en cualquier sitio. Acababa de volver
de Birmania y tenía muy fresco el recuerdo. Además, me había venido con la
sensación de que no había sabido expresar mi agradecimiento a todas esas
personas que habían hecho mi viaje absolutamente delicioso. Era la manera de
devolverles algo de lo que a mí me dieron.
J.S. Durante la lectura de la
historia, hay algo que me desconcertó totalmente y que pienso sobra en la
novela. Con todo mi respeto. Pero no entendí como dedicas algunos capítulos
cortos a esos momentos en Madrid, en un monólogo, de un personaje, que lo
definiríamos como “loca”, hablando en femenino y con un vocabulario muy vulgar,
en contraposición a toda la belleza narrativa de la historia en Birmania ¿Qué
te motivo a incluir esos capítulos?
J.L. No eres el primero que me lo
dice (Luis Antonio de Villena dice que es como estar comiendo una tarta de
merengue y encontrarse dentro un chorizo). También hay quien prefiere esos
capítulos al resto. Yo, sin embargo, creo que son imprescindibles; me daba
miedo estar rescribiendo La pasión turca. Me dejo llevar enseguida por el
lirismo, me dan arrebatos místicos… ese personaje me sitúa de nuevo en la
tierra.
J.S. Las novelas escritas en
primera persona, exponiendo tantos sentimientos, siempre provocan al autor
sacar parte de su ser, en mayor o menor medida. ¿Hay en esta historia retazos
de sentimientos vividos por amores que no se consumaron?
J.L. Por supuesto. No es una
novela autobiográfica porque yo no me enamoré de ningún Birmano en concreto
sino que construí uno a medida con aspectos de muchos chicos que conocí aquel
verano. Pero creo que casi todos los escritores utilizamos sentimientos vividos
y los disfrazamos de algo.
J.S. Totalmente de acuerdo con la
respuesta anterior. ¡Ay, tus pies! Los pies son el fetiche de mucha gente.
¿Cuál es tu fetiche confesable?
J.L. Me encanta la ropa interior.
Y los uniformes. Hice la mili en Infantería de Marina y eso marca. El tema pies
no lo trato, la verdad. Al menos en España (no me gustan los pies españoles) –
Sonrisa.
J.S. Tenemos que ir dando por
finalizada la entrevista y se me quedan muchas preguntas en el tintero, que
seguramente habrá otra oportunidad para ello. Decir a modo de resumen que:
desde 2006 colaboras semanalmente con una sección cultural Desayuno e Urano en
la Web dosmanzanas.com, sobre cine, literatura, música y arte LGTB. Eres
coautor del blog de poesía homoerótica “La taberna del Mar” y en la actualidad
estás terminando tu segunda novela: Sebastián en la laguna. ¿Qué nos puedes adelantar sobre
esta nueva obra
J.L. Es mucho más convencional
que Hermano. La historia se sitúa en un verano de los años ochenta, cuando
teníamos todo el tiempo del mundo, en la adolescencia. Hay amor, sexo y hasta
algún crimen.
J.S. Y la última pregunta, como
siempre queda abierta para el entrevistado. ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara
y no he hecho?
J.L. Me hubiera gustado que me
preguntaras sobre mí otro hijito: La tumba del chicle Bazooka. Sólo está
disponible en digital y fue un experimento para ver cómo funcionaba el tema y
tal. Lo puse a la venta al precio mínimo que podría (menos de un euro) y
resulta que está yendo de maravilla. Es una colección de cuentos, escritos y
relatos de viajes. La gente lo lee a ratos, en el móvil, mientras va a
trabajar, en el metro. Me escriben correos muy emocionantes.
J.S. Se me fue el santo al cielo
con ese hijito, como lo has llamado y le pido todas mis disculpas a la obra –
sonrisa – Yo lo tengo descargado en mi ordenador, porque mi móvil no tiene
Internet, aunque cueste creerlo. Y es uno de esos libros pendientes, pero aún
tengo varios en papel que son los que llevo en mis viajes al trabajo.
Seguramente habrá tiempo para una nueva entrevista y hablaremos de él. Ha sido
un auténtico placer conversar y conocerte un poco más y espero que pronto nos
podamos tomar una cervecita tranquilos e intentar arreglar nuestros mundos.
J.L. Gracias por todo, Javier, y
un saludo afectuoso a los lectores.
La semana que viene será la
reseña de “Hermano” como corresponde.
Reseña de Javier Sedano
“Hermano” es el atractivo título
de la obra de: José Luis Serrano (Elputojacktwist), al menos para mí, pues algunos
amores del pasado, consumados o no, se convierten en hermanos. La amistad
prevalece fortaleciéndose y forman parte de esos confidentes ideales.
“Hermano” reza como una historia
de amor disfrazada de libro de viajes sobre Birmania. Pero en realidad, al
finalizar su lectura, son dos cosas muy distintas.
Por una parte José Luis, nos
relata una historia de amor sin consumar. Una historia de amor donde los
sentimientos y las emociones están a flor de piel y donde la ingenuidad y
sencillez del birmano atrapa al protagonista, hasta no olvidarlo jamás. Como me
confiesa el autor en la entrevista realizada: “El protagonista sobre todo lo
que querría es haber seguido manteniendo ese misterio, viajando entre campos de
coliflores en el coche con el birmano, infinitamente. Sin preguntas, sólo
disfrutando de las gotas de sudor que resbalan por el cuello del muchacho. Todo
lo demás le da igual.
Por otra parte, las descripciones
de Birmania nos sumergen en un país cargado de misticismo, con gentes humildes,
sencillas, trabajadoras… Donde viven la vida sin preguntas e incluso exentas
del estrés que en las grandes ciudades y provocadas por el consumismo desmesurado
y el afán de tener más, nos hace olvidarnos de lo que verdaderamente somos:
Humanos, cargados de sensaciones y sentimientos que hemos postergado y cambiado
por el vil dinero. Ellos, los birmanos, por el contrario, viven la vida sin
interrogantes inútiles.
El protagonista principal se
cuestionará demasiadas preguntas tras ese viaje y la experiencia vida: “Quizá
nunca hemos sido lo que habríamos querido…” es una de las frases que acompañan,
casi al final de libro, a los pensamientos del protagonista.
En definitiva, es una novela
corta, llena de lirismo, de una belleza visual que te atrapa en cada una de las
páginas, que te hace pensar y reflexionar sobre cuestiones que muchos han
podido olvidar en el tiempo.
Reseña en PastorCorydon
"Hermano" de Jose Luis Serrano, la gran revelación de la literatura gay en español
Siempre he
sido de la opinión de que el crítico debe dejar que pase un tiempo prudencial
antes de emitir su parecer sobre una obra. El éxtasis a que te lleva, con tal
que sea medianamente buena, obnubila tu juicio. En este caso haré una excepción
ante una novela excepcional y escribiré aun ojeroso por las lágrimas. No haré
una valoración filológica, aunque algo hay de ello, sino una reflexión íntima y
por tanto subjetiva de la obra.
“Hermano” del
putojacktwist es una combinación a la par de una novela de viajes y una novela
de amor. No debe sorprendernos en una época donde la pureza de género se ha
perdido a favor de la mezcla. Fusión, en argot musical.
Como relato viajes
se trata de una introducción entusiasta que no acrítica (como debe ser todo
introducción) a la cultura y sociedad birmana. Todos aquellos que se sientan
atraídos por el exotismo oriental degustarán la exquisitez de las
apreciaciones, que no son exactas sino personales, esto es, líricas, lo que
distingue una guía turística de una obra literaria.
Como historia
de amor, el desgarro personal por una pasión imposible ha puesto palabras a un
sentimiento que en su día busqué y hallé en la poesía de Cernuda. Y qué decir
de los detalles: esas pequeñas ternezas, fijaciones obsesivas en aspectos del
amado que todo aquel que alguna vez haya estado enamorado reconocerá: los pies
(“ay, tus pies”), el dulce aliento con olor a cola o a fresa, los pelitos últimos de la cabellera que se deslizan húmedos
de sudor sobre el cuello, el cuello…
En el capítulo de lo personal me gustaría
señalar que a lo largo de sus páginas me he reconocido a mí mismo, de
adolescente, sintiendo -padeciendo, para ser más exactos- un amor platónico que
fue el primero y quizá el único que he vivido. Ese es el poder evocador de la
poesía -porque el autor de esta novela es antes que nada un poeta-: que a
despecho de generaciones y geografías uno encuentra en las palabras del poeta
sus palabras, aquellas que dan la nota exacta de lo que siente gracias a las
metáforas. Hoy mi historia se confunde con la de esta ficción y corro el
peligro de acabar creyéndome que yo también estuve enamorado de un muchacho
birmano.
Quizá también
ayude a eso que el mundo literario del autor es en buena medida el mío:
Cernuda, mi poeta; San Juan de la Cruz, o el desparpajo del Terenci Moix
más
mordaz en los monólogos telefónicos. Dicen que esto último bebe también
en Eduardo Mendicutti, pero yo a Eduardo Mendicutti no lo he leído (mea culpa). De hecho, esos saltos del lirismo más
exquisito a la chocarrería del vendedor de fajas ya los probó el gran Terenci
en su última novela, El arpista ciego,
yo diría que con peor fortuna.
No me resisto,
a pesar del entusiasmo, a hacer una objeción. Así, mi decidida loa a la obra
gozará de más crédito. Tras el capítulo en el que se narra la despedida, que
hubiera sido un fantástico final, una serie de seis capítulos de añadidura
funcionan a modo de anticlímax. El anticlímax, como recurso literario es
peligroso: solo recuerdo uno -los funerales de Héctor en la Ilíada- que merezca
la pena. Creo que Aristarco de haber leído el de esta obra lo habría atetizado.
Cierto que para los lectores de dosmanzanas el segundo capítulo
posterior a la despedida es un guiño cómplice; cierto que como obra comprometida puede
justificarse; pero ¿encarece desde un punto de vista literario la obra?
En cualquier
caso, si he escrito esta nota es con la intención de invitar a todo el mundo a
leer la novela. Todos aquellos que no hayan tenido contacto con la literatura
gay podrán iniciarse en ella o al menos conocerla en la delicada sensualidad,
humor y ternura de una obra que está llamada a convertirse en un clásico del
género.
Además, acabo
de descubrir que el autor es de Ciudad Real: eso es un plus de garantía.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Reseña de G. Campanella en Heliópolis: El blues del hada azul
artificio.
Enlace al original
(Del lat. artificĭum).
Real Academia Española –
Diccionario de la lengua española.
La palabra “artificio” suele tener connotaciones negativas
en su uso cotidiano. Probablemente haya que remontarse a esa concepción
maniquea (y absurda) de lo artificial contra lo natural para explicar la razón,
cosa que no interesa. Habría que hablar
aquí de si lo humano es divino o mundano; de si un acorde mayor es armónico
porque sí (por los armónicos que nadie escucha); de si la ergonomía del plátano
fue pensada en función de la forma de la palma de la mano, cosas que tampoco
interesan (excepto, quizás, el asunto del plátano).
Pero la RAE confirma nuestras sospechas de que lo
artificioso no es peyorativo, ni mucho menos. La Real Academia Española asevera,
por tanto, que Hemano –novela del
escritor José Luis Serrano, Elputo Jacktwist, y publicada por Egales)– es arte,
primor, ingenio y habilidad, aplicando tantas falacias lógicas como sea
necesario para llegar a esta conclusión disimulada, cautelosa, artificial y,
sin embargo, verdadera.
Y es que Hermano
es un artefacto literario perfectamente construido. Es matemáticamente coherente
con una finalidad estética, y ejemplo de un mecanismo (cuántico) bien
engrasado. Porque toda la novela es una mentira tras otra –como cualquier otra
obra literaria que se precie–, bien dispuestas todas ellas y articuladas para
causar un efecto que se resume en una única palabra. Una palabra situada cerca
del final del libro –aunque se la anuncia mucho antes; es como un esquivo gato
de Schrödinger– y cuya patente tiene que estar protegida de spoilers, para el bien de toda la santa colección de potenciales lectores de
la novela.
Las espectaculares imágenes de esta guía de viajes por
Birmania, los momentos más divertidos de su juego (¡menudo primer capítulo!),
su humor camp bien dosificado, la
tristeza inmanente a todo (incluso a las sonrisas ensimismadas)…, todo estalla
al leer esa palabra que el libro anuncia –que yo anuncio también–, y que es uno
de los mejores artificios narrativos que he tenido el placer de leer.
No puedo recomendar lo suficiente esta novela, porque me
resultaría indecente. Sería como pregonar que se enseñara la teoría evolutiva
en una escuela en lugar del creacionismo, porque la primera explica la realidad
“sensiblemente” mejor que la segunda. ¡Es lógico! (aunque no en todo el mundo
aplica la misma lógica).
¿Por qué deberías leer Hermano?
Porque sí. Porque así es como se escribe, así es como se lee y así es como se
siente: con risas, rabia, tristeza y placer estético condensado en una única
palabra, que necesita de toda una novela para existir y saber estar.
Las existencias complicadas o difíciles son las más
interesantes, que no os quepa duda.
El asombro del extraño paralelismo de que dicha palabra con
la palabra clave de mi novela, Heliópolis:
El Blues del Hada Azul –donde sólo el género de la misma, es decir, una
letra, marca la diferencia– me lo reservo. Connotaciones muy diferentes para
una misma cosa, pero unidas con (in)timidez y complicidad.
A veces me gusta pensar que la novela de José Luis y la mía
son hermanas (aunque jamás me corresponderá esa atribución por pura modestia),
y me regodeo en ello de forma casi malsana.
domingo, 19 de agosto de 2012
Reseña de Luis Antonio de Villena
José Luis Serrano es un atinado crítico al que se puede leer en la página amiga dosmanzanas.com. Hace no mucho publicó en Egales una novela (creo que su primera) que se titula “Hermano” (el título tiene mucho que ver con el argumento) y que se pretende también literatura gay, pero desde un estilo diferente al de “Charlie”. Nada aquí de didactismos ni de salidas del armario. La novela, con buen pulso literario, narra un viaje a Birmania -hace unos dos años- donde el protagonista queda prendado de un muchacho birmano, de Mandalay, chófer en un cochecillo humilde, enmedio de un país pobre, budista, tórrido y monzónico. La novela (que sólo tiene la caída de un correlato en exceso casticista, de locaza carpetovetónica) tiene inevitablemente algo de grato libro de viajes y mucho del relato de un amor que tiende a parecer posible, y finalmente, pese a las cercanías, no lo es… Serrano se da cuenta que la novela no debe ser mera linealidad ni puro didactismo y en ese camino de novedades (que no son dificultades) el lector hallará gratas sorpresas. Ya digo que hay alguna bajada y un fin demasiado largo, cuando ya cayó el telón. Pero es un libro hecho con amor y saber y vale la pena darle la bienvenida, ya que es además su primera novela y la ha tomado con alta vocación literaria. ¡Felicidades!
Enlace al original
Enlace al original
jueves, 12 de julio de 2012
La tumba del chicle Bazooka
Recientemente he publicado una recopilación de textos, algunos
de ellos previamente publicados en La Taberna del Mar o en dosmanzanas, pero también
recoge unos cuantos relatos inéditos y algunos textos contra la homofobia. Dejo el enlace a amazon. De momento solo está disponible en digital para kindle, por
menos de un euro.
martes, 26 de junio de 2012
Reseña en El Librepensador
Hay en Hermano un algo de la
fascinante combinación de lo vulgar e hilarante con lo lírico y melancólico que
en su día me enamorase de la Lucía Etxebarría de Beatriz y los cuerpos celestes,
uno de esos libros que he leído tres veces para sorpresa de mis amigos y colegas
en la Literatura.
Pero es precisamente esa fascinación que me produce la paradójica mezcla de ambos estilos en una misma obra lo que me atrae con poderosa fuerza a ellas como si de la miel a una mosca se tratase o como un imán gigante para un trozo de hierro. Porque la historia principal, en lo emocional, es poética, y me engancha, y me hace sufrir (considero que todo autor es un punto masoquista) y emocionarme e incluso llorar, porque empatizo con ese protagonista enamorado hasta las uñas de los pies y los huesos del alma de ese ser maravilloso que lo lleva y lo trae por uno de esos países exóticos, pobres y espirituales del “Lejano Oriente”. Pero también consigo reírme con la vulgaridad de su amigo, homosexual de pueblo (o ciudad pequeña), que tiene la boca llena de tacos (y no mexicanos, precisamente), que analiza la realidad con un pragmatismo brutal y natural pasado por un tamiz o velo de mala leche muy drag y que, a través de sus gruesas palabras, golpea con fuerza esa realidad, la sacude como si quisiera hacer caer de ella las obviedades, pesadas como melones, o las decisiones para modificar esa realidad, difíciles de encontrar como exquisitas trufas.
Porque el hombre es mitad ángel y mitad demonio; porque es mitad tristeza y mitad alegría; porque es mitad prosa pragmática y mitad poesía espiritual… O si no mitad y mitad sí parte y parte, considero la tragicomedia como la más auténtica de las formas de la Literatura, y como un cuadro de Antonio López me engancha con su perfeccionismo de fotografía subjetivada, aunque sea todo mentira, tela y óleo o, en el caso de la Literatura, palabras, es decir, pura ficción.
Adicionalmente está esa historia principal que hemos mencionado, en la que se aúnan la ternura y la magia del enamoramiento, con unos paisajes hermosos, diferentes, marco o fondo ideal de esta historia de amor no expresado hasta caer en el libro. No veo aquí un libro de viajes solapado, pues la intensidad y la cantidad de los pasajes dedicados al descubrimiento del país no distraen ni sombrean la importancia y la profundidad de ese sentimiento que origina el texto sino que más bien lo acompañan o potencian . Texto escrito con una prosa que fluye, bellísima, por momentos prosa poética por la fuerza del sentimiento, la alteración, la enumeración de las virtudes de ser amado… O humorística, sin pausa, desternillante, producto de carcajada brutal ante la procacidad del personaje mitad pueblerino, mitad sicalíptico.
Por poner un pero, diría que, en mi opinión, se aparta el autor un poco del hilo cuando, al final, enumera una serie de casos de violación de los derechos humanos de los homosexuales que, aunque se agradezca en términos generales (hay gente que se cree que estas cosas ya no suceden), aporta un paréntesis en la historia cuya gran altura emocional se ve enfriada por este documento casi ensayístico, aunque de gran valor. Es una observación, no obstante, subjetiva en esencia.
La novela, que narra las vacaciones de un homosexual español en Birmania es, en realidad, un canto al amor no correspondido, o el amor no expresado porque el enamorado nunca se atreve a declararse. El bello autóctono de fuertes pies y amplia sonrisa, no parece exteriorizar nunca un sentimiento similar al del protagonista, recíproco, lo que disuade al primero de usar las palabras claras que desvelarían el misterio.
El español ha regresado, han pasado dos años desde su viaje, pero no olvida, no puede olvidar y escribe sus recuerdos como quien exorciza, o como quien confiesa, o como quien clama en el desierto de su propia alma y solo le responde la arena que va y viene y forma y “desforma” dunas.
A destacar el magnífico comienzo, laberíntico, misterioso, pseudo-histórico, caleidoscópico y brillante como le cuadra a un escritor de raza que nos embauca desde el primer momento. Un acierto. Y se puede decir más alto (UN ACIERTO), pero no más claro. Una buena novela escrita magníficamente, por la que los ojos fluyen… Y los sentimientos a la par.
Guillermo Arróniz López
Enlace al original
Pero es precisamente esa fascinación que me produce la paradójica mezcla de ambos estilos en una misma obra lo que me atrae con poderosa fuerza a ellas como si de la miel a una mosca se tratase o como un imán gigante para un trozo de hierro. Porque la historia principal, en lo emocional, es poética, y me engancha, y me hace sufrir (considero que todo autor es un punto masoquista) y emocionarme e incluso llorar, porque empatizo con ese protagonista enamorado hasta las uñas de los pies y los huesos del alma de ese ser maravilloso que lo lleva y lo trae por uno de esos países exóticos, pobres y espirituales del “Lejano Oriente”. Pero también consigo reírme con la vulgaridad de su amigo, homosexual de pueblo (o ciudad pequeña), que tiene la boca llena de tacos (y no mexicanos, precisamente), que analiza la realidad con un pragmatismo brutal y natural pasado por un tamiz o velo de mala leche muy drag y que, a través de sus gruesas palabras, golpea con fuerza esa realidad, la sacude como si quisiera hacer caer de ella las obviedades, pesadas como melones, o las decisiones para modificar esa realidad, difíciles de encontrar como exquisitas trufas.
Porque el hombre es mitad ángel y mitad demonio; porque es mitad tristeza y mitad alegría; porque es mitad prosa pragmática y mitad poesía espiritual… O si no mitad y mitad sí parte y parte, considero la tragicomedia como la más auténtica de las formas de la Literatura, y como un cuadro de Antonio López me engancha con su perfeccionismo de fotografía subjetivada, aunque sea todo mentira, tela y óleo o, en el caso de la Literatura, palabras, es decir, pura ficción.
Adicionalmente está esa historia principal que hemos mencionado, en la que se aúnan la ternura y la magia del enamoramiento, con unos paisajes hermosos, diferentes, marco o fondo ideal de esta historia de amor no expresado hasta caer en el libro. No veo aquí un libro de viajes solapado, pues la intensidad y la cantidad de los pasajes dedicados al descubrimiento del país no distraen ni sombrean la importancia y la profundidad de ese sentimiento que origina el texto sino que más bien lo acompañan o potencian . Texto escrito con una prosa que fluye, bellísima, por momentos prosa poética por la fuerza del sentimiento, la alteración, la enumeración de las virtudes de ser amado… O humorística, sin pausa, desternillante, producto de carcajada brutal ante la procacidad del personaje mitad pueblerino, mitad sicalíptico.
Por poner un pero, diría que, en mi opinión, se aparta el autor un poco del hilo cuando, al final, enumera una serie de casos de violación de los derechos humanos de los homosexuales que, aunque se agradezca en términos generales (hay gente que se cree que estas cosas ya no suceden), aporta un paréntesis en la historia cuya gran altura emocional se ve enfriada por este documento casi ensayístico, aunque de gran valor. Es una observación, no obstante, subjetiva en esencia.
La novela, que narra las vacaciones de un homosexual español en Birmania es, en realidad, un canto al amor no correspondido, o el amor no expresado porque el enamorado nunca se atreve a declararse. El bello autóctono de fuertes pies y amplia sonrisa, no parece exteriorizar nunca un sentimiento similar al del protagonista, recíproco, lo que disuade al primero de usar las palabras claras que desvelarían el misterio.
El español ha regresado, han pasado dos años desde su viaje, pero no olvida, no puede olvidar y escribe sus recuerdos como quien exorciza, o como quien confiesa, o como quien clama en el desierto de su propia alma y solo le responde la arena que va y viene y forma y “desforma” dunas.
A destacar el magnífico comienzo, laberíntico, misterioso, pseudo-histórico, caleidoscópico y brillante como le cuadra a un escritor de raza que nos embauca desde el primer momento. Un acierto. Y se puede decir más alto (UN ACIERTO), pero no más claro. Una buena novela escrita magníficamente, por la que los ojos fluyen… Y los sentimientos a la par.
Guillermo Arróniz López
Enlace al original
lunes, 7 de mayo de 2012
Reseña en Desde una habitación desordenada
Me comentaba hace algún tiempo un viejo amigo, escritor y gay, que la
llamada literatura gay se había venido convirtiendo en una acumulación
de historias romanticonas sin demasiado interés, llenas de lugares
comunes y faltas de técnica y vuelo literario. Confirmo a grandes rasgos
esa lectura, a pesar de que podamos encontrar novelas excepcionales
escritas o protagonizadas por personas lgtb, a pesar de que incluso
adentrándonos en las procelosas aguas de la literatura de género, y más
precisamente de la literatura gay, hallamos encontrado páginas para el
entretenimiento, para una tarde agradable, para un par de lágrimas.
Sobre todo para reconocernos como en un espejo en las venturas y
desventuras de los personajes.
Cierto escepticismo te obliga a coger con cierta prevención tan
peculiares títulos. Más cuando han sido escritos por un amigo, por
alguien a quien aprecias de manera sincera. A coger el libro casi
rezando para que como mínimo sea aceptable, razonable.
No me he encontrado con una obra cumbre de la literatura universal al leer Hermano ,
de José Luis Serrano o, más bien, elputojacktwist. Pero sin duda me he
encontrado con una buena novela. Escrita con maestría, con dulzura, con
ironía, llena de fuerza en las contemplaciones y en las descripciones y
de ácido corrosivo en las divertidísimas miradas al marimundo
provinciano.
Tres libros en uno. Un libro de viajes, inciático, en el que el
protagonista se enfrenta a Birmania a sus costumbres, a sus personajes, a
sus paisajes. Revisitando lugares sin duda conocidos y amados por el
autor desde una perspectiva romántica y evocadora que teje un imán
alrededor del país incluso para quienes padecemos de un virus occidental
en nuestra agenda de intereses. El encuentro con una tierra cargada de
símbolos, de magia, sobre todo de una tierra diferente, de unas gentes
diferentes cuyos códigos, cuyos colores, necesitas aprender y
aprehender. Un segundo libro, una narración romántica, la crónica de un
enamoramiento, la aproximación del narrador al muchacho delgado,
exquisito, de peculiares formas y olores, de seductoras sonrisas, de
movimientos que imaginas gatunos cuando lo presenta jugando con su
pelota de ratán (tictactictactictac). Una historia en la que la carne no
se manifiesta y que se convierte en espejo de todos los que hemos
sufrido esos amores platónicos, idealizados, ante ese muchacho
maravilloso por una u otra razón, que sabiéndolo o no ha jugado con su
atractivo para apostar fuerte contra nosotros, que nos ha hecho temblar
de emoción o de ansiedad esperando el momento en el que la camaradería,
la complicidad, el roce accidental, llegaran a convertirse en una
caricia, un abrazo, un te quiero, una noche de sexo abierto y encendido.
Una historia difícil de cortar porque no llegó a dar comienzo, no en la
forma esperada, y que satura nuestros pasados de muchachos birmanos. O
de juanes, diegos y óscares.
Un libro escrito con exquisita sencillez, buscando la palabra precisa
para pintar colores y emociones sin excesos ni ñoñerías. Y que de tanto
en tanto rompe (no he visto este dato resaltado en algunos de los
apuntes y crónicas sobre el libro pero me parece brillante y
fundamental) en un homenaje a las criaturas de Mendicutti o simplemente a
esa realidad de la marica mala pero que muy mala en los sabrosos
monólogos telefónicos de una prima provinciana y malapécora que
nos lleva de habladuría en habladuría y de majadería en majadería en un
retrato fresco y nada sutil de ciertos personajes bien conocidos y
experimentados. Un humor capaz de reconstruir el enunciado del "efecto
mariposa" explicando que "si una marica se la chupa a un negro en una
sauna filipina un gay de Valparaíso no se comerá una polla en un mes".
Hojeé Hermano nada más recibir el encargo, y ya me sentí cómodo,
transportado al hermoso afecto que se nos contaba, a las ácidas
maledicencias y a las postales fascinantes. Y por fin lo he leído con
detenimiento en estos días, encontrando un lenguaje dócil y amaestrado,
directo y encantador, capaz de entreverar las páginas saltando del viaje
al amor, del amor al impúdico cotorreo, del cotorreo al viaje, sin
dejar caer la tensión, sin dejar de envolver tu mirada y atrapar al
lector avezado en una tela de araña de tinta, papel y palabras. Un
pequeño placer. Una gran satisfacción. Unas horas de vuelo libre al
paraíso regaladas con generosidad por la mano maestra de un buen amigo:
José Luis, ¡gracias!
Escrito por Rukaegos
lunes, 30 de abril de 2012
Hermano en versión digital
Ya está a la venta Hermano en versión digital, atendiendo a las numerosas solicitudes recibidas. Dejo enlaces a la web de amazon.es y amazon.com
Hermano en amazon.es
Hermano en amazon.com
lunes, 23 de enero de 2012
Reseña en el blog El amante del volcán
"...me deja muy buen sabor de boca el final (más allá del accidente de la despedida y la excusa para el título de la novela) en ese equilibrio inestable que supone la duda mayúscula, la tristeza de la pérdida, y lo que a lo largo de todo el libro hemos visto que desencadena: una honda obsesión que ha paralizado al protagonista, pero que no lo destruye, sino que (al menos yo lo veo así) lo hace crecer en saber quién es él, y cómo quiere estar en el mundo. Esa felicidad sin causa que salpica la novela, al principio como algo nuevo que descubre en Birmania, pero que poco a poco se va incorporando a su vida, a su manera de ser y de estar, y que es el regalo con el que yo veo que el protagonista se queda. Un amor que no existió, ¿quién sabe? (como decía Mendicutti en la presentación, los amores que no fueron, pero que nos hicieron amar, también son amores), pero que ha hecho crecer al protagonista, haciéndole consciente de ser capaz de amar, pero sobre todo de gozar de la vida en este instante tan corto en el que vivimos. En la frontera de haber vivido una historia de amor inolvidable, que se quedó en ese limbo de la culminación, pero que precisamente por ello da valor a todo lo demás: a la vivencia de por sí, a la riqueza de su fascinación, y sobre todo a esa sensación de ESTAR VIVO que creo que es lo más importante de la novela."
Lee la reseña completa
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martes, 17 de enero de 2012
Reseña de Mónica Martín (escritora)
Con la opera prima del putojacktwist llega la sorpresa al panorama literario LTGB. Nos deja un relato fotográfico y vivo de un viaje hacia el interior de una Birmania desconocida por el primer mundo, que terminará convirtiéndose en el sentimiento doloroso e hiriente, aún en la distancia del recuerdo, que es el amor.
Recuerdo muchas veces la tarde de la presentación del libro Hermano, (escrito por José Luis Serrano), para todos elputojacktwist. Yo pensé que aquel era un libro más, una presentación más en la que un autor más o menos nervioso defendería su obra, el derecho a tener una obra, la capacidad que tendría su obra para impresionar a un lector. Yo pensé que aquella tarde hablaríamos asépticamente de la obra y terminé con los ojos llorosos escuchando como María Castrejón leía un párrafo de la opera prima del putojacktwist. (ay tu libro!). No tanto por la voz de María, que también, sino más bien por la poesía que destilaba cada una de las palabras que iban colándose lentamente en mis oídos.
Me acuerdo de un hombre alto y delgado hasta el infinito y miles de mandarinas abiertas debajo de sus pies, de la teoría de las microluchas vertidas en paneles mapamundi en los que se encienden o apagan lucecitas, de la inferencia mediante la cuál una mente matemática es capaz de empezar hablando de cubos de arena y terminar hablando de saunas para olvidar. Esto es, o al menos a mi me lo parece, el grandísimo talento que ha demostrado el autor, puesto que, aunque sea esta su primera obra publicada es con diferencia una de las mejores obras de temática LGTB que he tenido el placer de leer. Y cuando digo placer, lo digo en el sentido más literal y erógeno de la palabra. Me refiero a ese tipo de placer que va naciendo desde el útero y termina por explotarte en los ojos.
Hermano, es una carta y un cuento largo y una historia de amor y una novela y no es lo que sea. Porque lo que sea o pudiera ser, está en tierra de nadie y esta historia de amor está perfectamente acotada en el espacio y en el tiempo. Tiene una trama, en la que sus personajes están construidos a golpe de emoción. Es un viaje hacia una tierra hermosa y desconocida, brutalmente explotada por un primer mundo que la ignora como si fuese una vulgar meretriz. Un lugar donde la belleza de los templos y las calles; las mujeres y los patios; los dulces y la tierra; los cánticos y los turistas que roban en sus fotos los instantes de una sociedad que no puede derrumbarse porque nunca estuvo efectivamente en pie; es toda la riqueza que pueden poseer los niños. Juegan descalzos con su pelota de trapo y mientras tanto Hermano se deja fulminar por el brillo de unas pestañas sucias y un sabor a café aguado y un olor a verde, cuando el verde por supuesto, se ha convertido en un insulto.
Yo no puedo describir lo que es Hermano sin caer en la trampa que te tiende el autor en la apertura; ahora lo hemos dejado claro; de su novela. No puedo hacerlo sin decir que esta no es una novela histérica y demente. Ni desquiciada. Ni ha sido un fracaso conceptual, ni lo ha intentado. Ni ha caído en la trampa de intentar demonizar nada, tan solo esa pequeña fuga de rabia interior que se desata casi al final cuando comprende que el verde seguirá siendo un insulto durante el resto de su vida pero, es algo totalmente comprensible y humano. Ni tiene tendencia hacia nada que no sea otra cosa que caer en el juego, en el dolor que supone este juego, de enamorarse a destiempo de lo que supondrá, tal vez, el baño de realidad más insultante que Hermano tendrá en toda su trayectoria vital.
Este cuento largo o carta de amor o lo que sea te permite posarte a leerlo con la verdadera perspectiva que te dará la vida cuando tú también entiendas que el verde no es un color sino un sentimiento roto. Que Birmania no es un país sino todo lo contrario. Que elputojacktwist no es solo un bloguero, sino un pedazo de escritor de los pies a la cabeza.
miércoles, 11 de enero de 2012
Recopilación de reseñas de Hermano
“os recomiendo esta lectura, en la que nada sobra y todo encaja, especialmente esos monólogos-flashforwards que vienen a romper la tensión, creciente y a un ritmo muy vertiginoso, así como los momentos descriptivos, o las repeticiones de recuerdos que hacen que el lector ahonde más en la sensación de agobio por librarse de una obsesión. Y por supuesto, el pequeño punto fetichista, imprescindible, y que humaniza al protagonista a tantos niveles que parece que nos está contando la novela” (GorkaG)
“Conociendo este último dato, no es de extrañar que el prólogo (no prólogo) de “esta novela (o carta o cuento largo o lo que sea)” comience con un chascarrillo sobre un matemático sueco que se la estaba pegando al señor Nobel con su esposa (esa esposa que el inventor de la dinamita jamás tuvo…). Le siguen una retahíla de nombres entre los que están la reina Victoria, Virginia Woolf y su madre, Helena Blavatsky… En fin, un poco de lío, ¿no? Pues sí, pero precisamente en todo este lío reside la gracia -o al menos parte de ella- de esta original y notable novela (o lo que sea)” (Jaime Díaz, Shangay.com)
“Comence a leer Hermano con cierto temor, con miedo a encontrarme una escena de sexo en la primera página, en el baño del aeropuerto. Pero, para mi sorpresa, me encuentro con un libro totalmente diferente al imaginado. Hermano es un libro escrito con delicadeza, que habla del amor con letras mayúsculas, que explora ese sentimiento entre el turista y el nativo que es superior al amor y el deseo. Ambos sentimientos están ahí, entre los protagonistas, pero también están la amistad, la complicidad, y las necesidades de los personajes; el turista necesita un guía, un protector y el nativo necesita un benefactor, una fuente de ingresos. Y todo esto junto puede ser un coctel tremendo. Con todo esto se puede construir una novela obvia, ramplona, llena de lugares comunes o se puede escribir una novela bella, llena de detalles, una novela sensible, digna de esas películas clásicas donde la actriz de Hollywood vivía aventuras en tierras africanas. Hermano es como estas películas, mejor que estas peliculas. Hay un par de pasajes en esta novela realmente increíbles. Uno lo protagoniza un recepcionista de un hotel que intenta hacer lo que el turista espera de él, y se queda con las ganas. El otro lo protagoniza una gota de sudor a lo largo del cuerpo de un nativo; la escena más sexual de una relación en la que los protagonistas a penas se tocan. Sin duda es una de esas novelas que hay que leer este año, y releer el año que viene.” (Iñaki Echarte Vidarte, escritor)
“novela breve – o relato largo: escojan ustedes- que tan bien se ajusta a los rasgos de la Novelle alemana y francesa. Novelle en la que, como exige el género, no pasa apenas nada -en realidad, vivir es algo muy parecido…- y, sin embargo, las emociones se suceden en ella formando un tejido tan espeso que resulta imposible no identificarse con el protagonista-narrador de este libro que parece escribirse a sí mismo y que, en un acto impúdicamente cervantino, nos cuenta su propio proceso creador” (Fernando J. López, escritor)
“Serrano ha escrito un libro hermoso de verdad, con una prosa sencilla y precisa y una ternura que conmueve de principio a fin. Su mirada inteligente y limpia nos lleva por Birmania y por los recovecos del amor no correspondido con una magnífica elegancia y de paso dignifica la literatura epistolar tan denostada en estos tiempos de chats y mensajes cortos, y viene a demostrarnos que las mejores cartas son, casi siempre, las que el destinatario nunca recibirá. Por fortuna para nosotros, al menos ha decidido compartir la carta, cuento largo, novela o lo que sea con todos nosotros” (Susana Hernández, escritora)
“Intentar describir lo que sentí leyendo esta novela no es sencillo. En primer lugar, porque no es una novela al uso y, en segundo lugar, porque nunca antes había leído una novela de este tipo. Tras leer el que para mí es uno de los más espectaculares principios de una novela, digna de un auténtico malabarista de las letras, jamás imaginé que la historia que se iba a desarrollar delante de mis ojos podría despertar ciertas sensaciones y sentimientos en mi interior. Me sentí transportado a Birmania y viajé junto al narrador y protagonista por sus parajes; ahora siento como si de verdad hubiera estado allí, y eso es gracias al virtuosismo que demuestra José Luis Serrano describiendo lugares y escenas, sensaciones, momentos, costumbres, personas. Incluso me sorprendí en algunos momentos, siendo como soy heterosexual, enamorándome de aquel chico birmano que jugaba con su pelotita de ratán en un patio azotado por el monzón frente a la ventana de mi habitación de hotel. No es una novela sencilla, ni para todos los públicos, pero no me cabe duda de que, para el que la sepa afrontar sin prejuicios, disfrutará de una auténtica Fuera de Serie.” (Daniel Estorach, escritor. Proyecto Fuera de Serie)
“He disfrutado y a la vez lo he vivido con cierta angustia, creo que retratas muy bien esa situación de amor no correspondido, de incapacidad de hablar y negociar sentimientos que tenemos los hombres, de miedos a pasar cierta frontera en el deseo. Por un lado es un tipo de situación que me da cierta rabia, la idea de enamorarse de alguien sin que haya signos de correspondencia, y sobre todo de un presunto hetero…” (Javier Sáez, teórico queer)
“Léelo, y volverás a recordar lo que es enamorarse como cuando uno/a tenía solo veinte años y todo lo que importaba era esa gota de sudor corriendo clavícula abajo. Viajarás por Birmania en el coche destartalado y disfrutarás de cada minuto del camino. Se te llenarán los ojos de piel morena, de todos los colores de los longyi, de momentos de belleza congelada en el calor de la tarde birmana. Sonreirás y te emocionarás. Pero, sobre todo, sentirás. José Luis Serrano te atrapará en Birmania, junto al hermoso birmano, y llorarás cuando tengas que regresar a Madrid. Te lo garantizo.” (Marisa Rubio, escritora)
“Conociendo este último dato, no es de extrañar que el prólogo (no prólogo) de “esta novela (o carta o cuento largo o lo que sea)” comience con un chascarrillo sobre un matemático sueco que se la estaba pegando al señor Nobel con su esposa (esa esposa que el inventor de la dinamita jamás tuvo…). Le siguen una retahíla de nombres entre los que están la reina Victoria, Virginia Woolf y su madre, Helena Blavatsky… En fin, un poco de lío, ¿no? Pues sí, pero precisamente en todo este lío reside la gracia -o al menos parte de ella- de esta original y notable novela (o lo que sea)” (Jaime Díaz, Shangay.com)
“Comence a leer Hermano con cierto temor, con miedo a encontrarme una escena de sexo en la primera página, en el baño del aeropuerto. Pero, para mi sorpresa, me encuentro con un libro totalmente diferente al imaginado. Hermano es un libro escrito con delicadeza, que habla del amor con letras mayúsculas, que explora ese sentimiento entre el turista y el nativo que es superior al amor y el deseo. Ambos sentimientos están ahí, entre los protagonistas, pero también están la amistad, la complicidad, y las necesidades de los personajes; el turista necesita un guía, un protector y el nativo necesita un benefactor, una fuente de ingresos. Y todo esto junto puede ser un coctel tremendo. Con todo esto se puede construir una novela obvia, ramplona, llena de lugares comunes o se puede escribir una novela bella, llena de detalles, una novela sensible, digna de esas películas clásicas donde la actriz de Hollywood vivía aventuras en tierras africanas. Hermano es como estas películas, mejor que estas peliculas. Hay un par de pasajes en esta novela realmente increíbles. Uno lo protagoniza un recepcionista de un hotel que intenta hacer lo que el turista espera de él, y se queda con las ganas. El otro lo protagoniza una gota de sudor a lo largo del cuerpo de un nativo; la escena más sexual de una relación en la que los protagonistas a penas se tocan. Sin duda es una de esas novelas que hay que leer este año, y releer el año que viene.” (Iñaki Echarte Vidarte, escritor)
“novela breve – o relato largo: escojan ustedes- que tan bien se ajusta a los rasgos de la Novelle alemana y francesa. Novelle en la que, como exige el género, no pasa apenas nada -en realidad, vivir es algo muy parecido…- y, sin embargo, las emociones se suceden en ella formando un tejido tan espeso que resulta imposible no identificarse con el protagonista-narrador de este libro que parece escribirse a sí mismo y que, en un acto impúdicamente cervantino, nos cuenta su propio proceso creador” (Fernando J. López, escritor)
“Serrano ha escrito un libro hermoso de verdad, con una prosa sencilla y precisa y una ternura que conmueve de principio a fin. Su mirada inteligente y limpia nos lleva por Birmania y por los recovecos del amor no correspondido con una magnífica elegancia y de paso dignifica la literatura epistolar tan denostada en estos tiempos de chats y mensajes cortos, y viene a demostrarnos que las mejores cartas son, casi siempre, las que el destinatario nunca recibirá. Por fortuna para nosotros, al menos ha decidido compartir la carta, cuento largo, novela o lo que sea con todos nosotros” (Susana Hernández, escritora)
“Intentar describir lo que sentí leyendo esta novela no es sencillo. En primer lugar, porque no es una novela al uso y, en segundo lugar, porque nunca antes había leído una novela de este tipo. Tras leer el que para mí es uno de los más espectaculares principios de una novela, digna de un auténtico malabarista de las letras, jamás imaginé que la historia que se iba a desarrollar delante de mis ojos podría despertar ciertas sensaciones y sentimientos en mi interior. Me sentí transportado a Birmania y viajé junto al narrador y protagonista por sus parajes; ahora siento como si de verdad hubiera estado allí, y eso es gracias al virtuosismo que demuestra José Luis Serrano describiendo lugares y escenas, sensaciones, momentos, costumbres, personas. Incluso me sorprendí en algunos momentos, siendo como soy heterosexual, enamorándome de aquel chico birmano que jugaba con su pelotita de ratán en un patio azotado por el monzón frente a la ventana de mi habitación de hotel. No es una novela sencilla, ni para todos los públicos, pero no me cabe duda de que, para el que la sepa afrontar sin prejuicios, disfrutará de una auténtica Fuera de Serie.” (Daniel Estorach, escritor. Proyecto Fuera de Serie)
“He disfrutado y a la vez lo he vivido con cierta angustia, creo que retratas muy bien esa situación de amor no correspondido, de incapacidad de hablar y negociar sentimientos que tenemos los hombres, de miedos a pasar cierta frontera en el deseo. Por un lado es un tipo de situación que me da cierta rabia, la idea de enamorarse de alguien sin que haya signos de correspondencia, y sobre todo de un presunto hetero…” (Javier Sáez, teórico queer)
“Léelo, y volverás a recordar lo que es enamorarse como cuando uno/a tenía solo veinte años y todo lo que importaba era esa gota de sudor corriendo clavícula abajo. Viajarás por Birmania en el coche destartalado y disfrutarás de cada minuto del camino. Se te llenarán los ojos de piel morena, de todos los colores de los longyi, de momentos de belleza congelada en el calor de la tarde birmana. Sonreirás y te emocionarás. Pero, sobre todo, sentirás. José Luis Serrano te atrapará en Birmania, junto al hermoso birmano, y llorarás cuando tengas que regresar a Madrid. Te lo garantizo.” (Marisa Rubio, escritora)
domingo, 18 de diciembre de 2011
Hermano, Novela Fuera de Serie 2011
Cuatro novelas han sido elegidas en esta primera hornada del Proyecto Fuera de Serie. Y Hermano ha sido una de ellas. Mil gracias al jurado, enhorabuena a los compañeros seleccionados y ánimo a los demás: seguid escribiendo.
Opinión personal de Daniel Estorach Martín, miembro del equipo de selección de Fuera de Serie:
Intentar describir lo que sentí leyendo esta novela no es sencillo. En primer lugar, porque no es una novela al uso y, en segundo lugar, porque nunca antes había leído una novela de este tipo. Tras leer el que para mí es uno de los más espectaculares principios de una novela, digna de un auténtico malabarista de las letras, jamás imaginé que la historia que se iba a desarrollar delante de mis ojos podría despertar ciertas sensaciones y sentimientos en mi interior. Me sentí transportado a Birmania y viajé junto al narrador y protagonista por sus parajes; ahora siento como si de verdad hubiera estado allí, y eso es gracias al virtuosismo que demuestra José Luis Serrano describiendo lugares y escenas, sensaciones, momentos, costumbres, personas. Incluso me sorprendí en algunos momentos, siendo como soy heterosexual, enamorándome de aquel chico birmano que jugaba con su pelotita de ratán en un patio azotado por el monzón frente a la ventana de mi habitación de hotel. No es una novela sencilla, ni para todos los públicos, pero no me cabe duda de que, para el que la sepa afrontar sin prejuicios, disfrutará de una auténtica Fuera de Serie.
Opinión personal de Daniel Estorach Martín, miembro del equipo de selección de Fuera de Serie:
Intentar describir lo que sentí leyendo esta novela no es sencillo. En primer lugar, porque no es una novela al uso y, en segundo lugar, porque nunca antes había leído una novela de este tipo. Tras leer el que para mí es uno de los más espectaculares principios de una novela, digna de un auténtico malabarista de las letras, jamás imaginé que la historia que se iba a desarrollar delante de mis ojos podría despertar ciertas sensaciones y sentimientos en mi interior. Me sentí transportado a Birmania y viajé junto al narrador y protagonista por sus parajes; ahora siento como si de verdad hubiera estado allí, y eso es gracias al virtuosismo que demuestra José Luis Serrano describiendo lugares y escenas, sensaciones, momentos, costumbres, personas. Incluso me sorprendí en algunos momentos, siendo como soy heterosexual, enamorándome de aquel chico birmano que jugaba con su pelotita de ratán en un patio azotado por el monzón frente a la ventana de mi habitación de hotel. No es una novela sencilla, ni para todos los públicos, pero no me cabe duda de que, para el que la sepa afrontar sin prejuicios, disfrutará de una auténtica Fuera de Serie.
martes, 29 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
Entrevista en Desde Fuera del Armario
Dejo enlace a entrevista sobre Hermano. Gracias a Carmen Rodríguez y Mercedes Ramírez.
http://blip.tv/file/get/Desdefuera-Prog1284nov11997.MP3
http://blip.tv/file/get/Desdef
martes, 8 de noviembre de 2011
¿Como conseguir una de las cotizadas copias de Hermano?
viernes, 4 de noviembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
lunes, 19 de septiembre de 2011
Algunas opiniones a pocos días de la publicación de Hermano
Una exótica historia de amor imposible, un completo viaje que recorre los cinco sentidos, todas las pasiones, un exuberante país y el más preciado objeto del deseo: el cuerpo y alma de un birmano que hace de guía espiritual al turista desamparado (José M. Zendoia)
Una novela que demuestra que el corazón puede ampliarse hasta el infinito en luminosos fractales o comprimirse hasta el tamaño de un átomo ennegrecido. Un cuento largo en el que el autor nos lleva de la mano por Birmania en un viaje iniciático y adictivo. Una obra en la que el autor se estrena como novelista y a la vez se consagra como escritor, poeta en prosa........o lo que sea. (Pon)
Un viaje extraño, cruzando por las pasiones y los sueños, frustrados o no (Loli)
Una historia conmovedora que conseguirá elevarte unos centímetros por encima del suelo (Jackie)
Una novela muy bella, como relato de viajes, muy bella como poema de amor, muy bella como la tristura de la nostalgia de lo que ni pudo ser ni fue. Y sobre todo es muy del autor, que está ahí dentro, roto, recosido, a jirones, completado, viejo, nuevo, en blanco y negro y en colores............pero él. Me ha matado hasta llorar el párrafo de los castillos que las olas borran. Crece y crece y le sale luz del interior (Marisa)
Una novela mundial. De cualquier manera, un regalo de los dioses (Amuitz)
He leído: "Escribo esto porque quiero dejar de soñarte". Si todo es así, presiento que me vas a dar la tarde (Enero20)
Vas a ser el puto amo de la literatura gay en castellano (Escritor famoso que prefiere permanecer en el anonimato)
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