“Porque cuando le dijeron que padecía lesbianismo supo que
moriría de eso. Lo trágico fue que al cabo de unos años supo que lo suyo
no tenía cura porque no era una enfermedad. Supo que le habían robado
la vida”.Soledad siempre sola (2007).
La tumba del chicle Bazooka
Las narraciones cortas, artículos y crónicas de viajes (por llamar a
estas últimas de alguna forma genérica y reconocible) contenidas en esta
obra ponen de manifiesto que el autor de Hermano ya podía
presumir de talento hace bastante tiempo puesto que tiene la atención de
indicar al lector el año en que fue escrito cada elemento independiente
del conjunto. Cosa que sin duda no hará dada su conocida modestia, por
otra parte.
El libro que nos ocupa se divide, como se desprende de lo dicho, en
tres partes con un número diferente de composiciones cada una, siendo la
más extensa la primera, dedicada a relatos cortos. Estos son
deliciosos. Demuestran la capacidad del escritor para sintetizar los
elementos de una narración, para generar todo un espacio y unos
personajes tan solo en unas cuantas líneas. La temática es variada pero
ronda los personajes homosexuales, y en más de una ocasión casados con
mujeres lo cual ya constituye un punto de partida con sabor propio.
Por ejemplo El probador de caballeros (1993) donde podemos leer el siguiente fragmento:
“Se cruzó con tres policías, dos hombre y una mujer, gordos como
peces globo, que paseaban orondos y parsimoniosos como en un acuario,
flotando majestuosamente entre las hordas desocupadas que abarrotaban
las aceras”.
No hay remilgos a la hora de utilizar el lenguaje, a la hora de
abordar las historias. No hay innecesarias salidas de tono buscando un
marketing basado en el morbo o en lo llamativo de un mal gusto excesivo,
sino una necesidad de plegarse a lo verosímil, a la realidad, siempre
“literaturizada”. Por ejemplo en “Just what is it that makes today’s
homes so different, so appealing? (2010):
“[…]escucha los pasos de Camilo que se dirigen a la cocina. Imagina
que estará meando en el fregadero. No sería la primera vez. Antes lo
hacía por la ventana que daba al patio interior, pero le pilló un
vecino”.
Sobrecogedor, desde luego, resulta el artículo “El silencio” (2009),
que ha conseguido ponerme los pelos de punta y eso que las obras de arte
contemporáneas y conceptuales tienen la extraña virtud sacar a relucir
mi mal humor. Sin embargo el texto constituye la explicación del
concepto de la obra, la completa, la llena, la otorga de la belleza que
quizá le falte. Las palabras de José Luis Serrano llenan y explican ese
silencio de 4’33’’…
“4’33’’ son exactamente 273 segundos, el cero absoluto de la escala
Kelvin con un negativo delante. Es el grito silencioso de las bestias
aullantes de Francis Bacon, también homosexual. Un grito que vemos pero
que no oímos. 4’3’’ es un homenaje a todos esos silencios y una
advertencia: hablemos, gritemos, hagamos como el héroe de “La historia
interminable”: construyamos nuestro mundo con las palabras. Si no, todo
es silencio, vacío y muerte”.
Los artículos o reflexiones del autor, que forman ese capítulo
intermedio, son un magnífico puente a sus crónicas de viajes, pues
enlazan los pensamientos del autor, con la narrativa viajera y la
narrativa de ficción. Son un paso breve, conciso, y siempre profundo (a
pesar de que escriba José Luis Serrano uno de ellos declarando que
intenta serlo y lo no consigue, declaración seguro honesta, basada en la
modestia que ya anunciábamos que suele adornarle).
Para postre nos quedan esos paseos que nos daremos siguiendo las
palabras del autor por la India y por Uzbekistán donde, como viajero de
raza, intentará evitar los decorados de plástico construidos o al menos
arreglados para gusto de masas de turistas para adentrarse en el corazón
de los rincones del planeta, sus gentes, las grietas de lo auténtico,
siempre más difícil de asumir por cuanto no está edulcorado, pero
precisamente por ello más valioso e intenso, como el café puro, aunque
en su caso sea siempre un té caliente que sirve para enfrentarse al
extremo bochorno (aunque pueda parecer paradójico). Es como si viajase,
no a los países, sino a sus gentes, y a través de ellas, a la esencia de
los lugares. Prodigios de la comunicación, los idiomas no le impiden la
comunión con aquellos con quienes se cruza y de quienes toma las más
bellas anécdotas en su sencillez poética. No hay que esperar largas y
detenidas descripciones de los templos ni de los paisajes (no hay
puertas esculpidas a lo Umberto Eco), sino momentos de participación con
el entorno y con los seres humanos que lo pueblan. Natural y bello,
desde las ratas del cine, al olor de las cenizas de los cuerpos que se
van, río abajo…
Guillermo Arróniz
Hermano
una novela o una carta o un cuento largo o lo que sea de José Luis Serrano (elputojacktwist)
miércoles, 30 de enero de 2013
Entrevista en el blog de Javier Sedano
J.S. Hoy le toca a un nuevo
escritor: José Luis Serrano (elputojacktwist) Seré totalmente sincero, como
siempre, en decir que es de los autores hasta la fecha entrevistados, que menos
conozco de su vida, salvo por aquello que he podido leer en las intervenciones
de blogs, por lo que me han contado algunos de sus amigos, etc. Por lo tanto,
me intentaré esforzar un poco más de lo normal, en conocer a este autor, que
sinceramente, me despierta mucha curiosidad, por sus aficiones, profesión y sus
escritos.
Naces en Ciudad Real en 1967. Lo que no
sabemos es lo qué te trajo a Madrid y en qué año.
1913: El Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malévich.
1965: Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta de Joseph Beuys.
Pero si tuviese que elegir sólo uno, elegiría la fuente-urinario de Duchamp en 1917
Todo el arte contemporáneo (que es el que más me gusta) nace de ahí.
J.L. Creo que fue la primera vez
en la historia del cine en el que en una película de temática homosexual había
un amor que todo el mundo entendía. Lo había habido antes, pero el 99% de los
espectadores no se lo creían, o no pensaban que fuera amor.
J.L. Es una de las tesis del libro. Por supuesto: lo importante es amar, sea o no correspondido. Es más: las más grandes historias de amor son las no correspondidas. Que se jodan los que no aman.
J.L. Pues vine a Madrid a
estudiar Matemáticas, en el año 1985. La verdad es que lo de las matemáticas
era una excusa para salir de Ciudad Real. Habría estudiado cualquier cosa con
tal de venir a Madrid. No porque no me gustara mi ciudad sino porque la
atracción por la gran ciudad era muy fuerte. Me encantan las ciudades grandes,
cuanto más, mejor.
J.S. ¿Cómo te defines a ti mismo?
Y ¿Cómo crees que te ven los demás?
J.L. Ostras. Vaya pregunta. Soy
muy convencional, me gusta la seguridad y la planificación. Pero hago todo lo
posible por no serlo, me esfuerzo conscientemente por ser un desastre y que mi
vida sea un caos. No lo consigo. Los demás verán que soy incoherente, pensarán
que solo quiero llamar la atención, supongo.
J.S. Eres licenciado en Ciencias
Matemáticas. Durante la novela haces referencias a ellas en algunas ocasiones.
¿Crees qué las matemáticas, en nuestra actualidad, siguen siendo la ciencia más
exacta?
J.L. No hay nada exacto ya, ni
las matemáticas. El mundo es un caos, tanto a nivel económico o político como a
nivel subatómico. El que se lo inventó debe estar partiéndose de risa. Sólo la
belleza (el arte, la poesía, la literatura, algún teorema) se aproxima a lo que
este mundo pudo haber sido si lo hubiera creado alguien menos perverso.
J.S. Si crees qué todo debe de
tener un orden en la vida. ¿Cómo ordenarías de más a menos importante: el amor,
la amistad y la familia?
J.L. El amor lo engloba todo: la
pareja, la amistad, la familia. Son distintos tipos de amor pero se transforman
de uno a otro o hacemos que se transformen: el amor que sentimos por nuestra
madre al nacer es tan bello como el enamoramiento adolescente. El amor de
pareja con el tiempo se parece más a una amistad. La amistad es bellísima
muchas veces porque no pide nada a cambio…
J.S. ¿A qué se dedica en la vida
real José Luis Serrano?
J.L. Trabajo en una empresa
energética, muy aburrido todo.
J.S. Se sabe de ti que te encanta
viajar y lo haces con frecuencia. ¿En que paises te sientes más cómodo y por
qué?
J.L. Adoro la cultura
mediterránea, del norte o del sur. Lógicamente, Italia, Grecia o España tienen
tanto de todo que resulta apabullante. Adoro Marruecos, Turquía y Siria (sobre
todo). Lo del sudeste asiático es distinto: es difícil comprender algo. Aún
así, Birmania, Vietnam, Camboya o Tailandia son tan fascinantes como asistir a
un espectáculo de teatro o de baile en otro idioma: no se entiende nada pero se
disfruta mucho.
J.S. Estudiante eterno de
Historia y Arte. Es como también te defines. ¿No crees que la Historia, tal y
como nos ha sido contada, está bastante adulterada y mutilada?
J.L. Me fascina que nada más
ocurrir un hecho, a los 30 segundos ya está manipulado según los intereses del
que escribe la historia. No estudio esa historia “fáctica” de enciclopedia y
lista de reyes godos: lo que me gusta es la escritura de Historia, la
historiografía: los mecanismos con los que se escribe la Historia (con
mayúsculas) para, una vez comprendidos más o menos, imaginar más o menos qué
fue lo que pasó. ¡Si ni siquiera confío en las Matemáticas como ciencia, menos
me fío de la Historia! Sólo me gusta leer relatos, historias en plural.
J.S. Escoge un momento histórico
que pienses ha sido fundamental en la sociedad. Sólo uno, sé que te lo pongo
difícil.
J.L. Sí que es difícil, sí. Como
no me gustan los reyes ni las reinas, ni las guerras ni las batallitas, me
quedo con el 1 de diciembre de 1955; el día en el que Rosa Parks decidió no
ceder su asiento a un blanco en un autobús. A veces, un iluminado, o alguien
cargadísimo de razón, es capaz de enderezar el rumbo de la historia con un
simple gesto, algo que las democracias, por muy legítimas que sean, muchas
veces no hacen. Me encanta la desobediencia civil de los que tienen razón. Una
sola persona puede ser más legítima que millones de ciudadanos si lleva razón.
J.S. No nos vamos a olvidar del
Arte, una de mis pasiones. Y te voy a plantear una pregunta que para mí, si me
la hicieran, me resultaría muy complicada. Por lo tanto te doy la opción de
escoger tres momentos de la historia del Arte.
Y no me llames cabronazo, que seguro lo estarás pensando en estos
instantes.
J.L. Me encanta el arte que hace
pensar. Podría decir que la escultura griega, la arquitectura romana, el
invento de la perspectiva han sido vitales, o el descubrimiento de la visión
humana por Velázquez, o que el objeto del arte no es sólo la belleza (Goya).
Así que hago trampa y digo otros tres más personales:
1910: La Primera acuarela
abstracta de Kandinsky.1913: El Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malévich.
1965: Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta de Joseph Beuys.
Pero si tuviese que elegir sólo uno, elegiría la fuente-urinario de Duchamp en 1917
Todo el arte contemporáneo (que es el que más me gusta) nace de ahí.
J.S. Te dije tres y has hecho
trampa, o las matemáticas te han fallado – sonrisas de ambos – Te gusta que te
reconozcan con el seudónimo: (elputojacktwist) Forma parte de una escena de la
película: “Brokeback Mountain” Esta cinta dejó sorprendidos a millones de
espectadores en todo el mundo, incluso entre los heterosexuales. Sé que esta
película, es uno de tus temas de debate favoritos, así que simplemente te haré
dos preguntas para que queden en esta entrevista. ¿Por qué piensas que impactó
tanto al público en general?

J.S. ¿Crees que una persona puede
descubrir su sexualidad aletargada, o por el contrario se han estado engañando
por el entorno en que viven?
J.L. Eso es muy difícil de saber.
Supongo que “a toro pasado” siempre es fácil buscar antecedentes. Pero de
cualquier cosa en esta vida. Conozco a muchos hombres a los que el sexo no les
interesa en absoluto por lo que ni siquiera se han hecho ese tipo de preguntas.
J.S. Ante de entrar en materia de
la novela, cuento largo, carta o lo que sea, que tantas veces repites durante
la historia de “Hermanos” me gustaría saber, ¿Qué te impulsó a escribir?
J.L. Una pura necesidad vital. Es
un tópico pero me quedo muy a gusto cuando escribo, como si vomitara.
J.S. La poesía es una de las
disciplinas, a mí entender, más difícil. En tu biografía se habla de una
extensa obra poética, la gran mayoría sin publicar. ¿No te atrae publicar un
libro de poesía?
J.L. Pues sí, claro que me atrae,
pero debe ser que no atrae a los editores – Risas.
J.S. En la contraportada se puede
leer: Hermano es una historia de amor
disfrazada de libro de viajes sobre Birmania. O al revés. No se sabe si es una
historia de amor. O el autor quiere creer que no lo es. O no sabe si lo fue.
Salvo que el amor no correspondido sea también amor, en cuyo caso probablemente
sí lo sea. O a lo mejor si fue correspondido y no se enteró, opción que le
tortura de manera continua, quizás la peor opción.
Sobre este primer párrafo de
dicha contraportada, se me ocurren varias preguntas tras leer la historia. ¿Crees en las historias de amor,
aunque el uno ame y el otro no sepa si es correspondido?J.L. Es una de las tesis del libro. Por supuesto: lo importante es amar, sea o no correspondido. Es más: las más grandes historias de amor son las no correspondidas. Que se jodan los que no aman.
J.S. Yo no creo que el
protagonista se torture por una historia de amor no comprendido, sino todo lo
contrario, por no atreverse a descubrir si es correspondido el amor que siente
hacia el birmano. ¿Cuál es tú sincera opinión?
J.L. El protagonista sobre todo
lo que querría es haber seguido manteniendo ese misterio, viajando entre campos
de coliflores en el coche con el birmano, infinitamente. Sin preguntas, sólo
disfrutando de las gotas de sudor que resbalan por el cuello del muchacho. Todo
lo demás le da igual.
J.S. ¿Piensas que mucha gente
pierde la oportunidad de un amor verdadero, por la falta de valor ante la
persona que ama, por ser rechazado?
J.L. Cada uno debe hacer el
esfuerzo por saber qué es lo que quiere, qué necesita y hasta dónde puede llegar. Si soy feliz dándole un azote
en el culo a mi compañero en el campo de fútbol cada vez que mete un gol, aunque
sea una vez cada dos meses… ¿Para qué más? Si no soy feliz con eso, tendré que
pillarle a traición en las duchas y ponerme de rodillas (para ponerle un anillo
en el dedo) y pedirle matrimonio.
J.S. Sin duda, lo que más me
atrapó del birmano, es su ingenuidad y sencillez. ¿Qué es lo que te atrapa a ti
de una persona?
J.L. Has acertado. Me encantan
las personas nobles, sin dobleces. Que dicen las cosas a la cara. O que, si no
las dices, es fácil deducir que sí las piensas.
J.S. La duda ofende. Claro que es
un libro de viajes, y además con descripciones muy precisas. ¿Qué te impulsó a
tomar como escenario Birmania y no otro país?
J.L. Lo de Birmania fue realmente
casual, la historia podría haber pasado en cualquier sitio. Acababa de volver
de Birmania y tenía muy fresco el recuerdo. Además, me había venido con la
sensación de que no había sabido expresar mi agradecimiento a todas esas
personas que habían hecho mi viaje absolutamente delicioso. Era la manera de
devolverles algo de lo que a mí me dieron.
J.S. Durante la lectura de la
historia, hay algo que me desconcertó totalmente y que pienso sobra en la
novela. Con todo mi respeto. Pero no entendí como dedicas algunos capítulos
cortos a esos momentos en Madrid, en un monólogo, de un personaje, que lo
definiríamos como “loca”, hablando en femenino y con un vocabulario muy vulgar,
en contraposición a toda la belleza narrativa de la historia en Birmania ¿Qué
te motivo a incluir esos capítulos?
J.L. No eres el primero que me lo
dice (Luis Antonio de Villena dice que es como estar comiendo una tarta de
merengue y encontrarse dentro un chorizo). También hay quien prefiere esos
capítulos al resto. Yo, sin embargo, creo que son imprescindibles; me daba
miedo estar rescribiendo La pasión turca. Me dejo llevar enseguida por el
lirismo, me dan arrebatos místicos… ese personaje me sitúa de nuevo en la
tierra.
J.S. Las novelas escritas en
primera persona, exponiendo tantos sentimientos, siempre provocan al autor
sacar parte de su ser, en mayor o menor medida. ¿Hay en esta historia retazos
de sentimientos vividos por amores que no se consumaron?
J.L. Por supuesto. No es una
novela autobiográfica porque yo no me enamoré de ningún Birmano en concreto
sino que construí uno a medida con aspectos de muchos chicos que conocí aquel
verano. Pero creo que casi todos los escritores utilizamos sentimientos vividos
y los disfrazamos de algo.
J.S. Totalmente de acuerdo con la
respuesta anterior. ¡Ay, tus pies! Los pies son el fetiche de mucha gente.
¿Cuál es tu fetiche confesable?
J.L. Me encanta la ropa interior.
Y los uniformes. Hice la mili en Infantería de Marina y eso marca. El tema pies
no lo trato, la verdad. Al menos en España (no me gustan los pies españoles) –
Sonrisa.
J.S. Tenemos que ir dando por
finalizada la entrevista y se me quedan muchas preguntas en el tintero, que
seguramente habrá otra oportunidad para ello. Decir a modo de resumen que:
desde 2006 colaboras semanalmente con una sección cultural Desayuno e Urano en
la Web dosmanzanas.com, sobre cine, literatura, música y arte LGTB. Eres
coautor del blog de poesía homoerótica “La taberna del Mar” y en la actualidad
estás terminando tu segunda novela: Sebastián en la laguna. ¿Qué nos puedes adelantar sobre
esta nueva obra
J.L. Es mucho más convencional
que Hermano. La historia se sitúa en un verano de los años ochenta, cuando
teníamos todo el tiempo del mundo, en la adolescencia. Hay amor, sexo y hasta
algún crimen.
J.S. Y la última pregunta, como
siempre queda abierta para el entrevistado. ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara
y no he hecho?
J.L. Me hubiera gustado que me
preguntaras sobre mí otro hijito: La tumba del chicle Bazooka. Sólo está
disponible en digital y fue un experimento para ver cómo funcionaba el tema y
tal. Lo puse a la venta al precio mínimo que podría (menos de un euro) y
resulta que está yendo de maravilla. Es una colección de cuentos, escritos y
relatos de viajes. La gente lo lee a ratos, en el móvil, mientras va a
trabajar, en el metro. Me escriben correos muy emocionantes.
J.S. Se me fue el santo al cielo
con ese hijito, como lo has llamado y le pido todas mis disculpas a la obra –
sonrisa – Yo lo tengo descargado en mi ordenador, porque mi móvil no tiene
Internet, aunque cueste creerlo. Y es uno de esos libros pendientes, pero aún
tengo varios en papel que son los que llevo en mis viajes al trabajo.
Seguramente habrá tiempo para una nueva entrevista y hablaremos de él. Ha sido
un auténtico placer conversar y conocerte un poco más y espero que pronto nos
podamos tomar una cervecita tranquilos e intentar arreglar nuestros mundos.
J.L. Gracias por todo, Javier, y
un saludo afectuoso a los lectores.
La semana que viene será la
reseña de “Hermano” como corresponde.
Reseña de Javier Sedano
“Hermano” es el atractivo título
de la obra de: José Luis Serrano (Elputojacktwist), al menos para mí, pues algunos
amores del pasado, consumados o no, se convierten en hermanos. La amistad
prevalece fortaleciéndose y forman parte de esos confidentes ideales.
“Hermano” reza como una historia
de amor disfrazada de libro de viajes sobre Birmania. Pero en realidad, al
finalizar su lectura, son dos cosas muy distintas.
Por una parte José Luis, nos
relata una historia de amor sin consumar. Una historia de amor donde los
sentimientos y las emociones están a flor de piel y donde la ingenuidad y
sencillez del birmano atrapa al protagonista, hasta no olvidarlo jamás. Como me
confiesa el autor en la entrevista realizada: “El protagonista sobre todo lo
que querría es haber seguido manteniendo ese misterio, viajando entre campos de
coliflores en el coche con el birmano, infinitamente. Sin preguntas, sólo
disfrutando de las gotas de sudor que resbalan por el cuello del muchacho. Todo
lo demás le da igual.
Por otra parte, las descripciones
de Birmania nos sumergen en un país cargado de misticismo, con gentes humildes,
sencillas, trabajadoras… Donde viven la vida sin preguntas e incluso exentas
del estrés que en las grandes ciudades y provocadas por el consumismo desmesurado
y el afán de tener más, nos hace olvidarnos de lo que verdaderamente somos:
Humanos, cargados de sensaciones y sentimientos que hemos postergado y cambiado
por el vil dinero. Ellos, los birmanos, por el contrario, viven la vida sin
interrogantes inútiles.
El protagonista principal se
cuestionará demasiadas preguntas tras ese viaje y la experiencia vida: “Quizá
nunca hemos sido lo que habríamos querido…” es una de las frases que acompañan,
casi al final de libro, a los pensamientos del protagonista.
En definitiva, es una novela
corta, llena de lirismo, de una belleza visual que te atrapa en cada una de las
páginas, que te hace pensar y reflexionar sobre cuestiones que muchos han
podido olvidar en el tiempo.
Reseña en PastorCorydon
"Hermano" de Jose Luis Serrano, la gran revelación de la literatura gay en español
Siempre he
sido de la opinión de que el crítico debe dejar que pase un tiempo prudencial
antes de emitir su parecer sobre una obra. El éxtasis a que te lleva, con tal
que sea medianamente buena, obnubila tu juicio. En este caso haré una excepción
ante una novela excepcional y escribiré aun ojeroso por las lágrimas. No haré
una valoración filológica, aunque algo hay de ello, sino una reflexión íntima y
por tanto subjetiva de la obra.
“Hermano” del
putojacktwist es una combinación a la par de una novela de viajes y una novela
de amor. No debe sorprendernos en una época donde la pureza de género se ha
perdido a favor de la mezcla. Fusión, en argot musical.
Como relato viajes
se trata de una introducción entusiasta que no acrítica (como debe ser todo
introducción) a la cultura y sociedad birmana. Todos aquellos que se sientan
atraídos por el exotismo oriental degustarán la exquisitez de las
apreciaciones, que no son exactas sino personales, esto es, líricas, lo que
distingue una guía turística de una obra literaria.
Como historia
de amor, el desgarro personal por una pasión imposible ha puesto palabras a un
sentimiento que en su día busqué y hallé en la poesía de Cernuda. Y qué decir
de los detalles: esas pequeñas ternezas, fijaciones obsesivas en aspectos del
amado que todo aquel que alguna vez haya estado enamorado reconocerá: los pies
(“ay, tus pies”), el dulce aliento con olor a cola o a fresa, los pelitos últimos de la cabellera que se deslizan húmedos
de sudor sobre el cuello, el cuello…
En el capítulo de lo personal me gustaría
señalar que a lo largo de sus páginas me he reconocido a mí mismo, de
adolescente, sintiendo -padeciendo, para ser más exactos- un amor platónico que
fue el primero y quizá el único que he vivido. Ese es el poder evocador de la
poesía -porque el autor de esta novela es antes que nada un poeta-: que a
despecho de generaciones y geografías uno encuentra en las palabras del poeta
sus palabras, aquellas que dan la nota exacta de lo que siente gracias a las
metáforas. Hoy mi historia se confunde con la de esta ficción y corro el
peligro de acabar creyéndome que yo también estuve enamorado de un muchacho
birmano.
Quizá también
ayude a eso que el mundo literario del autor es en buena medida el mío:
Cernuda, mi poeta; San Juan de la Cruz, o el desparpajo del Terenci Moix
más
mordaz en los monólogos telefónicos. Dicen que esto último bebe también
en Eduardo Mendicutti, pero yo a Eduardo Mendicutti no lo he leído (mea culpa). De hecho, esos saltos del lirismo más
exquisito a la chocarrería del vendedor de fajas ya los probó el gran Terenci
en su última novela, El arpista ciego,
yo diría que con peor fortuna.
No me resisto,
a pesar del entusiasmo, a hacer una objeción. Así, mi decidida loa a la obra
gozará de más crédito. Tras el capítulo en el que se narra la despedida, que
hubiera sido un fantástico final, una serie de seis capítulos de añadidura
funcionan a modo de anticlímax. El anticlímax, como recurso literario es
peligroso: solo recuerdo uno -los funerales de Héctor en la Ilíada- que merezca
la pena. Creo que Aristarco de haber leído el de esta obra lo habría atetizado.
Cierto que para los lectores de dosmanzanas el segundo capítulo
posterior a la despedida es un guiño cómplice; cierto que como obra comprometida puede
justificarse; pero ¿encarece desde un punto de vista literario la obra?
En cualquier
caso, si he escrito esta nota es con la intención de invitar a todo el mundo a
leer la novela. Todos aquellos que no hayan tenido contacto con la literatura
gay podrán iniciarse en ella o al menos conocerla en la delicada sensualidad,
humor y ternura de una obra que está llamada a convertirse en un clásico del
género.
Además, acabo
de descubrir que el autor es de Ciudad Real: eso es un plus de garantía.
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