Hermano

una novela o una carta o un cuento largo o lo que sea de José Luis Serrano (elputojacktwist)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Reseña de G. Campanella en Heliópolis: El blues del hada azul

artificio.
(Del lat. artificĭum).
1. m. Arte, primor, ingenio o habilidad con que está hecho algo.
2. m. Predominio de la elaboración artística sobre la naturalidad.
3. m. artefacto ( máquina, aparato).
4. m. Disimulo, cautela, doblez.
Real Academia Española – Diccionario de la lengua española. 
La palabra “artificio” suele tener connotaciones negativas en su uso cotidiano. Probablemente haya que remontarse a esa concepción maniquea (y absurda) de lo artificial contra lo natural para explicar la razón, cosa que no interesa.  Habría que hablar aquí de si lo humano es divino o mundano; de si un acorde mayor es armónico porque sí (por los armónicos que nadie escucha); de si la ergonomía del plátano fue pensada en función de la forma de la palma de la mano, cosas que tampoco interesan (excepto, quizás, el asunto del plátano).

Pero la RAE confirma nuestras sospechas de que lo artificioso no es peyorativo, ni mucho menos. La Real Academia Española asevera, por tanto, que Hemano –novela del escritor José Luis Serrano, Elputo Jacktwist, y publicada por Egales)– es arte, primor, ingenio y habilidad, aplicando tantas falacias lógicas como sea necesario para llegar a esta conclusión disimulada, cautelosa, artificial y, sin embargo, verdadera.


Y es que Hermano es un artefacto literario perfectamente construido. Es matemáticamente coherente con una finalidad estética, y ejemplo de un mecanismo (cuántico) bien engrasado. Porque toda la novela es una mentira tras otra –como cualquier otra obra literaria que se precie–, bien dispuestas todas ellas y articuladas para causar un efecto que se resume en una única palabra. Una palabra situada cerca del final del libro –aunque se la anuncia mucho antes; es como un esquivo gato de Schrödinger– y cuya patente tiene que estar protegida de spoilers, para el bien de toda la santa colección de potenciales lectores de la novela.

Las espectaculares imágenes de esta guía de viajes por Birmania, los momentos más divertidos de su juego (¡menudo primer capítulo!), su humor camp bien dosificado, la tristeza inmanente a todo (incluso a las sonrisas ensimismadas)…, todo estalla al leer esa palabra que el libro anuncia –que yo anuncio también–, y que es uno de los mejores artificios narrativos que he tenido el placer de leer.

No puedo recomendar lo suficiente esta novela, porque me resultaría indecente. Sería como pregonar que se enseñara la teoría evolutiva en una escuela en lugar del creacionismo, porque la primera explica la realidad “sensiblemente” mejor que la segunda. ¡Es lógico! (aunque no en todo el mundo aplica la misma lógica).
¿Por qué deberías leer Hermano? Porque sí. Porque así es como se escribe, así es como se lee y así es como se siente: con risas, rabia, tristeza y placer estético condensado en una única palabra, que necesita de toda una novela para existir y saber estar.

Las existencias complicadas o difíciles son las más interesantes, que no os quepa duda.

El asombro del extraño paralelismo de que dicha palabra con la palabra clave de mi novela, Heliópolis: El Blues del Hada Azul –donde sólo el género de la misma, es decir, una letra, marca la diferencia– me lo reservo. Connotaciones muy diferentes para una misma cosa, pero unidas con (in)timidez y complicidad.

A veces me gusta pensar que la novela de José Luis y la mía son hermanas (aunque jamás me corresponderá esa atribución por pura modestia), y me regodeo en ello de forma casi malsana.

Corred a leer Hermano, porque no sería sensato no hacerlo.


G. Campanella

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domingo, 19 de agosto de 2012

Reseña de Luis Antonio de Villena

José Luis Serrano es un atinado crítico al que se puede leer en la página amiga dosmanzanas.com. Hace no mucho publicó en Egales una novela (creo que su primera) que se titula “Hermano” (el título tiene mucho que ver con el argumento) y que se pretende también literatura gay, pero desde un estilo diferente al de “Charlie”. Nada aquí de didactismos ni de salidas del armario. La novela, con buen pulso literario, narra un viaje a Birmania -hace unos dos años- donde el protagonista queda prendado de un muchacho birmano, de Mandalay, chófer en un cochecillo humilde, enmedio de un país pobre, budista, tórrido y monzónico. La novela (que sólo tiene la caída de un correlato en exceso casticista, de locaza carpetovetónica) tiene inevitablemente algo de grato libro de viajes y mucho del relato de un amor que tiende a parecer posible, y finalmente, pese a las cercanías, no lo es… Serrano se da cuenta que la novela no debe ser mera linealidad ni puro didactismo y en ese camino de novedades (que no son dificultades) el lector hallará gratas sorpresas. Ya digo que hay alguna bajada y un fin demasiado largo, cuando ya cayó el telón. Pero es un libro hecho con amor y saber y vale la pena darle la bienvenida, ya que es además su primera novela y la ha tomado con alta vocación literaria. ¡Felicidades!

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jueves, 12 de julio de 2012

La tumba del chicle Bazooka



Recientemente he publicado una recopilación de textos, algunos de ellos previamente publicados en La Taberna del Mar o en dosmanzanas, pero también recoge unos cuantos relatos inéditos y algunos textos contra la homofobia. Dejo el enlace a amazon. De momento solo está disponible en digital para kindle, por menos de un euro.

martes, 26 de junio de 2012

Reseña en El Librepensador

Hay en Hermano un algo de la fascinante combinación de lo vulgar e hilarante con lo lírico y melancólico que en su día me enamorase de la Lucía Etxebarría de Beatriz y los cuerpos celestes, uno de esos libros que he leído tres veces para sorpresa de mis amigos y colegas en la Literatura.
Pero es precisamente esa fascinación que me produce la paradójica mezcla de ambos estilos en una misma obra lo que me atrae con poderosa fuerza a ellas como si de la miel a una mosca se tratase o como un imán gigante para un trozo de hierro. Porque la historia principal, en lo emocional, es poética, y me engancha, y me hace sufrir (considero que todo autor es un punto masoquista) y emocionarme e incluso llorar, porque empatizo con ese protagonista enamorado hasta las uñas de los pies y los huesos del alma de ese ser maravilloso que lo lleva y lo trae por uno de esos países exóticos, pobres y espirituales del “Lejano Oriente”. Pero también consigo reírme con la vulgaridad de su amigo, homosexual de pueblo (o ciudad pequeña), que tiene la boca llena de tacos (y no mexicanos, precisamente), que analiza la realidad con un pragmatismo brutal y natural pasado por un tamiz o velo de mala leche muy drag y que, a través de sus gruesas palabras, golpea con fuerza esa realidad, la sacude como si quisiera hacer caer de ella las obviedades, pesadas como melones, o las decisiones para modificar esa realidad, difíciles de encontrar como exquisitas trufas.
Porque el hombre es mitad ángel y mitad demonio; porque es mitad tristeza y mitad alegría; porque es mitad prosa pragmática y mitad poesía espiritual… O si no mitad y mitad sí parte y parte, considero la tragicomedia como la más auténtica de las formas de la Literatura, y como un cuadro de Antonio López me engancha con su perfeccionismo de fotografía subjetivada, aunque sea todo mentira, tela y óleo o, en el caso de la Literatura, palabras, es decir, pura ficción.
Adicionalmente está esa historia principal que hemos mencionado, en la que se aúnan la ternura y la magia del enamoramiento, con unos paisajes hermosos, diferentes, marco o fondo ideal de esta historia de amor no expresado hasta caer en el libro. No veo aquí un libro de viajes solapado, pues la intensidad y la cantidad de los pasajes dedicados al descubrimiento del país no distraen ni sombrean la importancia y la profundidad de ese sentimiento que origina el texto sino que más bien lo acompañan o potencian . Texto escrito con una prosa que fluye, bellísima, por momentos prosa poética por la fuerza del sentimiento, la alteración, la enumeración de las virtudes de ser amado… O humorística, sin pausa, desternillante, producto de carcajada brutal ante la procacidad del personaje mitad pueblerino, mitad sicalíptico.
Por poner un pero, diría que, en mi opinión, se aparta el autor un poco del hilo cuando, al final, enumera una serie de casos de violación de los derechos humanos de los homosexuales que, aunque se agradezca en términos generales (hay gente que se cree que estas cosas ya no suceden), aporta un paréntesis en la historia cuya gran altura emocional se ve enfriada por este documento casi ensayístico, aunque de gran valor. Es una observación, no obstante, subjetiva en esencia.
La novela, que narra las vacaciones de un homosexual español en Birmania es, en realidad, un canto al amor no correspondido, o el amor no expresado porque el enamorado nunca se atreve a declararse. El bello autóctono de fuertes pies y amplia sonrisa, no parece exteriorizar nunca un sentimiento similar al del protagonista, recíproco, lo que disuade al primero de usar las palabras claras que desvelarían el misterio.
El español ha regresado, han pasado dos años desde su viaje, pero no olvida, no puede olvidar y escribe sus recuerdos como quien exorciza, o como quien confiesa, o como quien clama en el desierto de su propia alma y solo le responde la arena que va y viene y forma y “desforma” dunas.
A destacar el magnífico comienzo, laberíntico, misterioso, pseudo-histórico, caleidoscópico y brillante como le cuadra a un escritor de raza que nos embauca desde el primer momento. Un acierto. Y se puede decir más alto (UN ACIERTO), pero no más claro. Una buena novela escrita magníficamente, por la que los ojos fluyen… Y los sentimientos a la par.

Guillermo Arróniz López

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lunes, 7 de mayo de 2012

Reseña en Desde una habitación desordenada

Me comentaba hace algún tiempo un viejo amigo, escritor y gay, que la llamada literatura gay se había venido convirtiendo en una acumulación de historias romanticonas sin demasiado interés, llenas de lugares comunes y faltas de técnica y vuelo literario. Confirmo a grandes rasgos esa lectura, a pesar de que podamos encontrar novelas excepcionales escritas o protagonizadas por personas lgtb, a pesar de que incluso adentrándonos en las procelosas aguas de la literatura de género, y más precisamente de la literatura gay, hallamos encontrado páginas para el entretenimiento, para una tarde agradable, para un par de lágrimas. Sobre todo para reconocernos como en un espejo en las venturas y desventuras de los personajes. 
Cierto escepticismo te obliga a coger con cierta prevención tan peculiares títulos. Más cuando han sido escritos por un amigo, por alguien a quien aprecias de manera sincera. A coger el libro casi rezando para que como mínimo sea aceptable, razonable. 
No me he encontrado con una obra cumbre de la literatura universal al leer Hermano , de José Luis Serrano o, más bien, elputojacktwist. Pero sin duda me he encontrado con una buena novela. Escrita con maestría, con dulzura, con ironía, llena de fuerza en las contemplaciones y en las descripciones y de ácido corrosivo en las divertidísimas miradas al marimundo provinciano.
Tres libros en uno. Un libro de viajes, inciático, en el que el protagonista se enfrenta a Birmania a sus costumbres, a sus personajes, a sus paisajes. Revisitando lugares sin duda conocidos y amados por el autor desde una perspectiva romántica y evocadora que teje un imán alrededor del país incluso para quienes padecemos de un virus occidental en nuestra agenda de intereses. El encuentro con una tierra cargada de símbolos, de magia, sobre todo de una tierra diferente, de unas gentes diferentes cuyos códigos, cuyos colores, necesitas aprender y aprehender. Un segundo libro, una narración romántica, la crónica de un enamoramiento, la aproximación del narrador al muchacho delgado, exquisito, de peculiares formas y olores, de seductoras sonrisas, de movimientos que imaginas gatunos cuando lo presenta jugando con su pelota de ratán (tictactictactictac). Una historia en la que la carne no se manifiesta y que se convierte en espejo de todos los que hemos sufrido esos amores platónicos, idealizados, ante ese muchacho maravilloso por una u otra razón, que sabiéndolo o no ha jugado con su atractivo para apostar fuerte contra nosotros, que nos ha hecho temblar de emoción o de ansiedad esperando el momento en el que la camaradería, la complicidad, el roce accidental, llegaran a convertirse en una caricia, un abrazo, un te quiero, una noche de sexo abierto y encendido. Una historia difícil de cortar porque no llegó a dar comienzo, no en la forma esperada, y que satura nuestros pasados de muchachos birmanos. O de juanes, diegos y óscares.
Un libro escrito con exquisita sencillez, buscando la palabra precisa para pintar colores y emociones sin excesos ni ñoñerías. Y que de tanto en tanto rompe (no he visto este dato resaltado en algunos de los apuntes y crónicas sobre el libro pero me parece brillante y fundamental) en un homenaje a las criaturas de Mendicutti o simplemente a esa realidad de la marica mala pero que muy mala en los sabrosos monólogos telefónicos de una prima provinciana y malapécora que nos lleva de habladuría en habladuría y de majadería en majadería en un retrato fresco y nada sutil de ciertos personajes bien conocidos y experimentados. Un humor capaz de reconstruir el enunciado del "efecto mariposa" explicando que "si una marica se la chupa a un negro en una sauna filipina un gay de Valparaíso no se comerá una polla en un mes".
Hojeé Hermano nada más recibir el encargo, y ya me sentí cómodo, transportado al hermoso afecto que se nos contaba, a las ácidas maledicencias y a las postales fascinantes. Y por fin lo he leído con detenimiento en estos días, encontrando un lenguaje dócil y amaestrado, directo y encantador, capaz de entreverar las páginas saltando del viaje al amor, del amor al impúdico cotorreo, del cotorreo al viaje, sin dejar caer la tensión, sin dejar de envolver tu mirada y atrapar al lector avezado en una tela de araña de tinta, papel y palabras. Un pequeño placer. Una gran satisfacción. Unas horas de vuelo libre al paraíso regaladas con generosidad por la mano maestra de un buen amigo: José Luis, ¡gracias!
Escrito por Rukaegos

lunes, 30 de abril de 2012

Hermano en versión digital


Ya está a la venta Hermano en versión digital, atendiendo a las numerosas solicitudes recibidas. Dejo enlaces a la web de amazon.es y amazon.com

Hermano en amazon.es

Hermano en amazon.com
 

lunes, 23 de enero de 2012

Reseña en el blog El amante del volcán

"...me deja muy buen sabor de boca el final (más allá del accidente de la despedida y la excusa para el título de la novela) en ese equilibrio inestable que supone la duda mayúscula, la tristeza de la pérdida, y lo que a lo largo de todo el libro hemos visto que desencadena: una honda obsesión que ha paralizado al protagonista, pero que no lo destruye, sino que (al menos yo lo veo así) lo hace crecer en saber quién es él, y cómo quiere estar en el mundo. Esa felicidad sin causa que salpica la novela, al principio como algo nuevo que descubre en Birmania, pero que poco a poco se va incorporando a su vida, a su manera de ser y de estar, y que es el regalo con el que yo veo que el protagonista se queda. Un amor que no existió, ¿quién sabe? (como decía Mendicutti en la presentación, los amores que no fueron, pero que nos hicieron amar, también son amores), pero que ha hecho crecer al protagonista, haciéndole consciente de ser capaz de amar, pero sobre todo de gozar de la vida en este instante tan corto en el que vivimos. En la frontera de haber vivido una historia de amor inolvidable, que se quedó en ese limbo de la culminación, pero que precisamente por ello da valor a todo lo demás: a la vivencia de por sí, a la riqueza de su fascinación, y sobre todo a esa sensación de ESTAR VIVO que creo que es lo más importante de la novela."

Lee la reseña completa

martes, 17 de enero de 2012

Reseña de Mónica Martín (escritora)

Con la opera prima del putojacktwist llega la sorpresa al panorama literario LTGB. Nos deja un relato fotográfico y vivo de un viaje hacia el interior de una Birmania desconocida por el primer mundo, que terminará convirtiéndose en el sentimiento doloroso e hiriente, aún en la distancia del recuerdo, que es el amor.

Recuerdo muchas veces la tarde de la presentación del libro Hermano, (escrito por José Luis Serrano), para todos elputojacktwist. Yo pensé que aquel era un libro más, una presentación más en la que un autor más o menos nervioso defendería su obra, el derecho a tener una obra, la capacidad que tendría su obra para impresionar a un lector. Yo pensé que aquella tarde hablaríamos asépticamente de la obra y terminé con los ojos llorosos escuchando como María Castrejón leía un párrafo de la opera prima del putojacktwist. (ay tu libro!). No tanto por la voz de María, que también, sino más bien por la poesía que destilaba cada una de las palabras que iban colándose lentamente en mis oídos.

Me acuerdo de un hombre alto y delgado hasta el infinito y miles de mandarinas abiertas debajo de sus pies, de la teoría de las microluchas vertidas en paneles mapamundi en los que se encienden o apagan lucecitas, de la inferencia mediante la cuál una mente matemática es capaz de empezar hablando de cubos de arena y terminar hablando de saunas para olvidar. Esto es, o al menos a mi me lo parece, el grandísimo talento que ha demostrado el autor, puesto que, aunque sea esta su primera obra publicada es con diferencia una de las mejores obras de temática LGTB que he tenido el placer de leer. Y cuando digo placer, lo digo en el sentido más literal y erógeno de la palabra. Me refiero a ese tipo de placer que va naciendo desde el útero y termina por explotarte en los ojos.

Hermano, es una carta y un cuento largo y una historia de amor y una novela y no es lo que sea. Porque lo que sea o pudiera ser, está en tierra de nadie y esta historia de amor está perfectamente acotada en el espacio y en el tiempo. Tiene una trama, en la que sus personajes están construidos a golpe de emoción. Es un viaje hacia una tierra hermosa y desconocida, brutalmente explotada por un primer mundo que la ignora como si fuese una vulgar meretriz. Un lugar donde la belleza de los templos y las calles; las mujeres y los patios; los dulces y la tierra; los cánticos y los turistas que roban en sus fotos los instantes de una sociedad que no puede derrumbarse porque nunca estuvo efectivamente en pie; es toda la riqueza que pueden poseer los niños. Juegan descalzos con su pelota de trapo y mientras tanto Hermano se deja fulminar por el brillo de unas pestañas sucias y un sabor a café aguado y un olor a verde, cuando el verde por supuesto, se ha convertido en un insulto.

Yo no puedo describir lo que es Hermano sin caer en la trampa que te tiende el autor en la apertura; ahora lo hemos dejado claro; de su novela. No puedo hacerlo sin decir que esta no es una novela histérica y demente. Ni desquiciada. Ni ha sido un fracaso conceptual, ni lo ha intentado. Ni ha caído en la trampa de intentar demonizar nada, tan solo esa pequeña fuga de rabia interior que se desata casi al final cuando comprende que el verde seguirá siendo un insulto durante el resto de su vida pero, es algo totalmente comprensible y humano. Ni tiene tendencia hacia nada que no sea otra cosa que caer en el juego, en el dolor que supone este juego, de enamorarse a destiempo de lo que supondrá, tal vez, el baño de realidad más insultante que Hermano tendrá en toda su trayectoria vital.

Este cuento largo o carta de amor o lo que sea te permite posarte a leerlo con la verdadera perspectiva que te dará la vida cuando tú también entiendas que el verde no es un color sino un sentimiento roto. Que Birmania no es un país sino todo lo contrario. Que elputojacktwist no es solo un bloguero, sino un pedazo de escritor de los pies a la cabeza.

miércoles, 11 de enero de 2012

Recopilación de reseñas de Hermano

“os recomiendo esta lectura, en la que nada sobra y todo encaja, especialmente esos monólogos-flashforwards que vienen a romper la tensión, creciente y a un ritmo muy vertiginoso, así como los momentos descriptivos, o las repeticiones de recuerdos que hacen que el lector ahonde más en la sensación de agobio por librarse de una obsesión. Y por supuesto, el pequeño punto fetichista, imprescindible, y que humaniza al protagonista a tantos niveles que parece que nos está contando la novela” (GorkaG)

“Conociendo este último dato, no es de extrañar que el prólogo (no prólogo) de “esta novela (o carta o cuento largo o lo que sea)” comience con un chascarrillo sobre un matemático sueco que se la estaba pegando al señor Nobel con su esposa (esa esposa que el inventor de la dinamita jamás tuvo…). Le siguen una retahíla de nombres entre los que están la reina Victoria, Virginia Woolf y su madre, Helena Blavatsky… En fin, un poco de lío, ¿no? Pues sí, pero precisamente en todo este lío reside la gracia -o al menos parte de ella- de esta original y notable novela (o lo que sea)” (Jaime Díaz, Shangay.com)

“Comence a leer Hermano con cierto temor, con miedo a encontrarme una escena de sexo en la primera página, en el baño del aeropuerto. Pero, para mi sorpresa, me encuentro con un libro totalmente diferente al imaginado. Hermano es un libro escrito con delicadeza, que habla del amor con letras mayúsculas, que explora ese sentimiento entre el turista y el nativo que es superior al amor y el deseo. Ambos sentimientos están ahí, entre los protagonistas, pero también están la amistad, la complicidad, y las necesidades de los personajes; el turista necesita un guía, un protector y el nativo necesita un benefactor, una fuente de ingresos. Y todo esto junto puede ser un coctel tremendo. Con todo esto se puede construir una novela obvia, ramplona, llena de lugares comunes o se puede escribir una novela bella, llena de detalles, una novela sensible, digna de esas películas clásicas donde la actriz de Hollywood vivía aventuras en tierras africanas. Hermano es como estas películas, mejor que estas peliculas. Hay un par de pasajes en esta novela realmente increíbles. Uno lo protagoniza un recepcionista de un hotel que intenta hacer lo que el turista espera de él, y se queda con las ganas. El otro lo protagoniza una gota de sudor a lo largo del cuerpo de un nativo; la escena más sexual de una relación en la que los protagonistas a penas se tocan. Sin duda es una de esas novelas que hay que leer este año, y releer el año que viene.”  (Iñaki Echarte Vidarte, escritor)

“novela breve – o relato largo: escojan ustedes- que tan bien se ajusta a los rasgos de la Novelle alemana y francesa. Novelle en la que, como exige el género, no pasa apenas nada -en realidad, vivir es algo muy parecido…- y, sin embargo, las emociones se suceden en ella formando un tejido tan espeso que resulta imposible no identificarse con el protagonista-narrador de este libro que parece escribirse a sí mismo y que, en un acto impúdicamente cervantino, nos cuenta su propio proceso creador” (Fernando J. López, escritor)

“Serrano ha escrito un libro hermoso de verdad, con una prosa sencilla y precisa y una ternura que conmueve de principio a fin. Su mirada inteligente y limpia nos lleva por Birmania y por los recovecos del amor no correspondido con una magnífica elegancia y de paso dignifica la literatura epistolar tan denostada en estos tiempos de chats y mensajes cortos, y viene a demostrarnos que las mejores cartas son, casi siempre, las que el destinatario nunca recibirá. Por fortuna para nosotros, al menos ha decidido compartir la carta, cuento largo, novela o lo que sea con todos nosotros” (Susana Hernández, escritora)

“Intentar describir lo que sentí leyendo esta novela no es sencillo. En primer lugar, porque no es una novela al uso y, en segundo lugar, porque nunca antes había leído una novela de este tipo. Tras leer el que para mí es uno de los más espectaculares principios de una novela, digna de un auténtico malabarista de las letras, jamás imaginé que la historia que se iba a desarrollar delante de mis ojos podría despertar ciertas sensaciones y sentimientos en mi interior. Me sentí transportado a Birmania y viajé junto al narrador y protagonista por sus parajes; ahora siento como si de verdad hubiera estado allí, y eso es gracias al virtuosismo que demuestra José Luis Serrano describiendo lugares y escenas, sensaciones, momentos, costumbres, personas. Incluso me sorprendí en algunos momentos, siendo como soy heterosexual, enamorándome de aquel chico birmano que jugaba con su pelotita de ratán en un patio azotado por el monzón frente a la ventana de mi habitación de hotel. No es una novela sencilla, ni para todos los públicos, pero no me cabe duda de que, para el que la sepa afrontar sin prejuicios, disfrutará de una auténtica Fuera de Serie.” (Daniel Estorach, escritor. Proyecto Fuera de Serie)

“He disfrutado y a la vez lo he vivido con cierta angustia, creo que retratas muy bien esa situación de amor no correspondido, de incapacidad de hablar y negociar sentimientos que tenemos los hombres, de miedos a pasar cierta frontera en el deseo. Por un lado es un tipo de situación que me da cierta rabia, la idea de enamorarse de alguien sin que haya signos de correspondencia, y sobre todo de un presunto hetero…” (Javier Sáez, teórico queer)

“Léelo, y volverás a recordar lo que es enamorarse como cuando uno/a tenía solo veinte años y todo lo que importaba era esa gota de sudor corriendo clavícula abajo. Viajarás por Birmania en el coche destartalado y disfrutarás de cada minuto del camino. Se te llenarán los ojos de piel morena, de todos los colores de los longyi, de momentos de belleza congelada en el calor de la tarde birmana. Sonreirás y te emocionarás. Pero, sobre todo, sentirás. José Luis Serrano te atrapará en Birmania, junto al hermoso birmano, y llorarás cuando tengas que regresar a Madrid. Te lo garantizo.” (Marisa Rubio, escritora)